La sostenibilidad social busca fortalecer la cohesión y estabilidad de las poblaciones y su desarrollo vital. Junto con el medioambiental y el económico, el ámbito social es esencial para mejorar la inclusión y las oportunidades de las comunidades desprotegidas. Personas y empresas deben tenerla presente. ¿Pero es esto suficiente? Lo cierto es que hay un paso previo que a veces se pierde de vista: la sostenibilidad social de los empleados, sus familias y la comunidad en que la empresa está implantada. Es un planteamiento basado en el sentido común y la coherencia. Si una empresa no se preocupa por la sociedad en la que está ubicada, ¿Cuál será su impacto en otras sociedades a miles de KM de distancia?
El planteamiento marca la diferencia entre las actuaciones cosméticas o de marketing que desarrollan algunas empresas. Fomentan las donaciones y colaboraciones con ONGs que desarrollan su labor en lejanas regiones de África, Asia o Latinoamérica. Regalan a sus empleados la imagen de profesionales a los que financian para que construyan pozos de agua en zonas desérticas, puentes e infraestructuras en lugares inaccesibles del Perú o para que vacunen niños contra enfermedades tropicales en Camboya. Y todo eso está muy bien. ¿Pero qué pasa si esa misma empresa desatiende las necesidades de los empleados que tienen familiares con discapacidad o enfermedades raras; si no se involucra en la reconstrucción de los destrozos que provoca una Dana en la ciudad donde está implantada o elude la posibilidad de flexibilizar horarios para que los empleados que se hayan visto afectados puedan atender a sus necesidades familiares?
La realidad es que para ser eficientes en sostenibilidad social, el primera paso debe empezar por beneficiar el entorno directo de la empresa, sus empleados, sus familias, sus clientes y proveedores, los ciudadanos que viven en su entorno. Y después, de manera natural, ir extendiendo la sostenibilidad a círculos más lejanos alcanzado otros territorios y comunidades.
Promoción, prevención, intervención
La sostenibilidad no puede lograrse sin equidad social. Cerrar la brecha de desigualdad y garantizar el acceso equitativo a los recursos básicos a través de políticas salariales adecuadas es una responsabilidad ética, económica y social que deben afrontar las empresas. Fomentar la inclusión a través de la incorporación al mercado de trabajo de las personas de colectivos vulnerables, debería ser una prioridad. Una vez sentadas las bases de la igualdad y la inclusión en el empleo, las empresas pueden mirar más allá y generar buenas prácticas que cumplan con los objetivos ODS que tratan de abolir el trabajo infantil o la esclavitud laboral siguiendo el compliance de contratación de proveedores y acuerdos internacionales, por ejemplo.
Los Premios Internacionales Empresa SFS que organizan CVA y ORH en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) establece en su análisis de candidaturas tres estadios en la implantación de la sostenibilidad social en una organización.
- Promoción. Se refiere a aquellas empresas que se encuentran en un nivel de acción en sostenibilidad basado en la difusión de información a través de diferentes canales; la organización de talleres de sensibilización y el envío periódico de mails o comunicados informando sobre políticas de igualdad, ética, equidad, inclusión…
- Prevención. Se encuentran en este nivel aquellas empresas que, además de llevar a cabo acciones de promoción, han identificado internamente sus grupos de riego, realizan encuestas para tomar el pulso a la plantilla y desarrollan actividades con los empleados, sus familias y la comunidad en la que está ubicada.
- Intervención. Se encuentran en este nivel aquellas empresas que, además de llevar a cabo acciones de promoción y prevención, están desarrollando acciones concretas dirigidas a las familias de los empleados y la comunidad. Se involucra a los familiares en actividades y talleres; y se fomenta la participación en actividades solidarias que se desarrollen en el entorno.
Las empresas que han llegado al nivel de intervención están preparadas para trascender a otras comunidades.
Lo que hacen las empresas
En un recorrido por las actividades que realizan las empresas que presentaron su candidatura a la última edición de los Premios SFS, que se entregaron el pasado mes de diciembre, destacan las acciones de voluntariado en horario laboral; la promoción de hábitos saludables tanto entre los empleados como entre sus familiares; la participación en acciones de salud física con fines solidarios (carreras, ginkanas, concursos, retos); y se realizan programas de crecimiento personal en dónde se trabaja la salud psicológica y emocional.
Estas empresas, además, cuentan con programas de contratación de personas de colectivos vulnerables y combaten con estrategias de atracción y retención de talento cuestiones como la diversidad generacional o la violencia de género.
Con todo, estas empresas cierran acuerdos de colaboración con asociaciones sin ánimo de lucro y ONGs en diferentes ámbitos de actuación e incluyen en sus programas de formación cursos, seminarios y píldoras informativas para integrar la diversidad de género, raza, credo, colectivo LGTBI, etc.
Las empresas más avanzadas y que trabajan la sostenibilidad asociada a su estrategia cuentan, además con un portfolio de indicadores para medir los resultados obtenidos. Entre ellos, se encuentran los internos (de la plantilla), de derechos humanos y de buen gobierno.
El impacto de la inteligencia artificial
La tecnología seguirá siendo un motor clave para enfrentar los retos del futuro, pero también plantea desafíos propios. Hay que avanzar en la digitalización verde. La creciente demanda de tecnología, como el alto consumo energético de los centros de datos o la producción de criptomonedas es un reto complejo que hay que abordar. El Big Data y la Inteligencia Artificial puede optimizar el uso de los recursos, prever desastres naturales y mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, hay que asegurar el acceso equitativo a la tecnología y evitar los sesgos que pueden, de forma inconsciente, afectar al funcionamiento de las herramientas aplicadas a los procesos de recursos humanos.
La Unión Europea ha clasificado el uso de la IA en el mercado laboral como de alto riesgo. Su aplicación a procesos de selección de talento, promoción o desvinculación supone un nuevo desafío para no retroceder el camino andado en el camino de la igualdad. La inteligencia artificial puede ser un clave ante retos como la redefinición de la productividad, el impulso de los equipos multifuncionales, la reducción del absentismo o la gestión de la flexibilidad. Todos ellos temas clave de la sostenibilidad social de una empresa que se toma en serio el impacto que tiene en su entorno y se preocupa, de verdad, por dejar un poco mejor el mundo de lo que lo encontró. Es el secreto de las mejores empresas PARA el mundo.
