Inteligencia colectiva: las personas son el problema y la solución

Por Carme Castro, CEO de Kainova.- Uno de los grandes contrasentidos a los que se enfrentan las organizaciones en España es que, frente al elevado grado de adopción de la tecnología que se produce a nivel personal -un 99,5% de los hogares dispone de teléfono móvil y el 96,1% dispone de acceso a internet por banda ancha-, la digitalización sigue siendo una necesidad de las organizaciones; y para más inri, una necesidad que presenta muchas dificultades a la hora de ser llevada a cabo por el equipo humano.
La velocidad de la tecnología, junto con la alta adopción de ella a nivel personal, está generando cambios en la forma de acceder a la información, y en la manera de relacionarnos. Está modificando nuestros hábitos de uso predominando la inmediatez, aquí y ahora, y el conocimiento rápido y puntual, lo que necesito en este momento. Esto, que es relevante para ser ágiles y flexibles porque nos lleva a adquirir conocimiento rápido y puntual (busco, exploro, averiguo, investigo) con inmediatez (lo hago ahora), no se extiende al ámbito laboral.
En las organizaciones la resistencia al cambio sigue vigente siendo una de las barreras a la digitalización. Incorporar una nueva tecnología conlleva, en la mayoría de los casos, alterar la forma de trabajar conocida por una nueva que requiere de aprendizaje. Existe una brecha entre la forma en que estamos adquiriendo la tecnología en el ámbito personal y la que se produce en el ámbito profesional. A simple vista, parece que estemos más dispuestos a invertir tiempo en aprender el funcionamiento de la nueva versión del teléfono móvil o de una app, que invertir tiempo en aprender o modificar mi forma de trabajo por un cambio en la organización.
No obstante, podemos comprender el motivo. Las dinámicas de trabajo que se han instaurado en el equipo humano durante años con estructuras jerárquicas y rígidas, repletas de procedimientos a cumplir, en las que se premia el éxito y se penaliza el fracaso, y que han forjado en los equipos humanos y, por tanto, en las personas, la mentalidad que en la actualidad está frenando que las organizaciones sean ágiles y flexibles.
Cambiar hábitos es complejo y requiere de un esfuerzo, todos somos conscientes de ello. Esa dificultad se incrementa cuando la mentalidad que tenemos es una mentalidad túnel, lineal, donde nos movemos en el terreno conocido, pensamos como la experiencia nos ha inculcado y nos aferramos a lo que conocemos. Tememos explorar nuevas opciones y nos aterra ser los primeros en probar algo, por si nos equivocamos. El miedo al fracaso ante tus compañeros, equipos o responsables penaliza tu iniciativa y mata tu creatividad.
En cambio, ahora necesitamos de esa imaginación y creatividad para lograr encontrar soluciones ingeniosas a la complejidad de problemas y desafíos a los que nos enfrentamos. La empresa necesita trabajar con la inteligencia colectiva para evolucionar del trabajo en equipo hacia una dinámica de co-creación, colaboración y sinergia de profesionales multidisciplinares, en la que cada uno aporta una mirada diferente y el entusiasmo colectivo por encontrar la solución a un problema o la creación de una idea innovadora logra que el talento se dispare y se consigan resultados que de otra forma serían inviables. Esta dinámica es la que consigue dar respuestas a la complejidad extrema a la que nos enfrentamos. Esta forma de trabajar da un vuelco de 180 grados a la forma de trabajar en un modelo jerárquico. Es por ello por lo que resulta tan complejo a las organizaciones realizar la transformación.
Algunos de los beneficios de trabajar con la inteligencia colectiva
- Cualquier persona de la organización puede aportar ideas o soluciones, eso significa una cultura de respeto y de mejora continua, eliminando las fronteras que marca la definición de un puesto de trabajo, donde la persona está encasillada.
- Desaparecen los silos, se rompen las barreras interdepartamentales, el sentido de la propiedad, los egos, por lo que se reducen los conflictos o mejora aún, los conflictos se convierten en oportunidad de crecimiento individual y colectivo.
- El sentimiento de pertenencia crece, la involucración y el compromiso vincula a las personas con su responsabilidad hacia sus compañeros y la organización. El equipo humano se entusiasma.
- La creatividad e innovación se disparan.
Esa forma de trabajar logra un incremento de productividad y que la empresa sea más competitiva porque su equipo avanza sin límites de forma constante, evolucionando y aprendiendo sin parar.
El área de personas es clave para liderar la transformación del cambio de mentalidad heredado hacia esa mentalidad que permita trabajar de forma armoniosa con la inteligencia colectiva, rompiendo patrones instaurados y evolucionando hacia una nueva forma de pensar y actuar. Generar un contexto que facilite a los profesionales despertar sus talentos dormidos y desarrollar las nuevas habilidades que las empresas requieren para ser flexibles y ágiles, acompañándolos en el proceso, es una misión del área de personas. Ella misma tendrá que pensar diferente, ser creativa y estratégica para lograr que eso se produzca de forma paulatina, constante, a buen ritmo, pero sin desgaste ni estrés del equipo humano. Para ello habrán de asumir que no existen referentes y que tendrán que investigar, probar y descubrir los mecanismos que promuevan esa transición reduciendo las resistencias al máximo. Sólo así lograrán diseñar una estrategia inteligente que coordine, entre las diferentes intervenciones que se realicen en la organización, ese resultado colectivo de un cambio cultural hacia la innovación.
En realidad, es una evolución de la cultura hacia una cultura que potencie el talento, la cooperación, la iniciativa, la co-creación, el pensamiento crítico y creativo, y el sentido de contribución hacia un propósito que los une.
En esa evolución existirán tres ejes clave que contribuirán a que sea una realidad:
- incorporar dinámicas de trabajo que desarrollen las nuevas habilidades,
- un estilo de liderazgo disruptivo que trabaja con la inteligencia colectiva e inyecta la innovación y la disrupción
- y una estructura organizativa que permita la flexibilidad.
La evolución constante será la norma cuando la mentalidad del equipo humano le lleve a un comportamiento natural de cooperación de forma sincera y honesta, en búsqueda de soluciones, en lugar de alimentar egos y quejas ante los problemas. Pero existe un paso previo para avanzar en un proyecto de transformación con éxito desde el área de personas: creer en el talento de las personas, eliminado prejuicios y dando oportunidades a todas, justamente para descubrir los talentos ocultos que las jerarquías y estilos de liderazgo hayan podido enterrar.
Bibliografía: Instituto Nacional de estadística 2022
Además de CEO de Koniva, Carme Castro es ingeniera informática y coach, así como creadora de las metodologías K180©, las 5CCP© Comunicación Poderosa. Ha recibido el Premio Europeo a la mejor trayectoria profesional en Innovación en la Gestión del Talento y e Premio Europeo al Talento Empresarial, y es Miembro Consultivo de Fundació Factor Humà.