Por José Enrique García, Director de Equipo Humano.
La figura del mando intermedio es clave en una compañía como eslabón de unión entre el equipo directivo y sus trabajadores y trabajadoras. La persona que ocupa este puesto debe tener una perspectiva global del modelo de negocio, del cliente, del producto y de los procesos generales de la compañía. El aumento de sus responsabilidades en gestión de personas ha sido uno de los aspectos que más ha mutado en los últimos dos años y, sin embargo, esta figura todavía no tiene el reconocimiento que debería tener.
En ocasiones, estos perfiles tampoco son conscientes del importante papel que representan, pero lo cierto es que podríamos hablar de ellos como la auténtica clave de bóveda de una organización por muchos motivos.
Seguro que hay muchos más de 10 motivos, pero quiero resaltar los que considero principales y que me impulsan a estar a su lado, formándolo y guiándolo.
1 Son el motor de la empresa
Lo sabemos, son la gasolina, la chispa que hace que todo funcione correctamente y no haya malos entendidos. Son el inspirador de las personas que están en posiciones más bajas, pero no por eso menos importantes.
2. La cultura de la empresa corre por sus venas
Son símbolo, insignia y bandera de la cultura empresarial; el ejemplo más cercano que tienen las personas de producción. Por ello, debemos de ser capaces de ofrecerte las mejores herramientas para que puedas difundirla dentro de la organización.
3. Son el guía de muchas personas
Corrigen, motivan, ayudan, delegan y llevan a las personas de la organización a mejorar tanto su desempeño como su forma de realizar las cosas. También motivan en los momentos más duros y reconocen el trabajo bien hecho. Son un guía en un entorno tan volátil y rápido como el que estamos viviendo.
4. Hacen de altavoz y receptor
Los mandos intermedios no solo comunican de forma cercana, humilde, llana, sino que también se preocupan porque se comprendan lo que trasmiten. A la vez, saben escuchar con interés y atención, pues con ellos obtienen la información que necesitan para mejorar la organización.
5. Son el termómetro de la organización
Estas figuras saben cuándo es necesario bajar la temperatura del equipo y eso favorece el equilibrio entre las tareas y la gestión de las personas. Aportan una visión más cercana de cómo están la personas de la organización y, gracias a ello, se pueden tomar decisiones para favorecer el bienestar de los equipos y poner en marcha proyectos que mejoren el clima laboral.
6. No cumplen instrucciones, las gestionan
Por la posición que ocupan, en muchas ocasiones reciben instrucciones de trabajo que son difíciles de comunicar al resto, porque son delicadas o parecen contradictorias. Sin embargo, las atienden perfectamente y las gestionan con sus equipos de forma brillante.
7. En ocasiones, ejercen de psicólogos
A menudo tienen que gestionar las emociones de sus equipos y, por eso, debemos ser capaces de formarles para que lo puedan afrontar -que no enfrentar- para que tengan recursos que le ayuden a que no se vean personalmente afectados y puedan manejar esas situaciones con soltura, delicadeza y honestidad.
8. Son el ingrediente perfecto del sándwich
Dicen que son la mezcla de un sándwich perfecto, pero personalmente creo esta afirmación se queda corta porque son el ingrediente perfecto. Ese que hace que pueda soportar la presión de los mandos que tienen por encima y de las personas que tienen por debajo. Un ingrediente fundamental que es saludable, con muchas proteínas, pocos ácidos grasos y con un gran aporte energético.
9. Son únicos y exclusivos
En muchas ocasiones, se han criado en una empresa en la que empezaron como técnicos y ahora tienen a su cargo un equipos de entre 5 a 25 personas. Lo fundamental es que han crecido dentro de la empresa gracias a su destreza y habilidad, ahora llega el momento de ayudarles a gestionar a las personas, una tarea ardua y complicada, pero no imposible.
La décima la dejo para ti, estimado lector, pues seguro que en este breve artículo te habrán surgido muchas más razones.
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