La promoción interna es una de las herramientas más poderosas para hacer justicia a nivel profesional y para poner en valor los méritos y el buen desempeño, además de ser una declaración pública sobre los valores que esa empresa decide premiar. Entre la conveniencia política y la coherencia profesional, entre la venta personal y el mérito objetivo, se dibuja un conflicto silencioso que todos, en algún momento, debemos afrontar. ¿Qué pesa más en una decisión profesional justa: la lealtad hacia quien confía en nosotros para que nos adecuemos a los flujos de poder internos o la lealtad hacia nuestros propios principios, al ajuste al puesto y a la meritocracia real? ¿Cómo lograr tomar una decisión justa en sí misma pero que también sea posible que nos perjudique? Este dilema, frecuente y muchas veces disimulado tras el lenguaje de la eficiencia o la gestión del talento, revela la tensión entre la integridad individual y las dinámicas de poder que atraviesan cualquier organización.
El dilema
Trabajas desde hace 6 años en una gran empresa de servicios tecnológicos en una línea de negocios específica como responsable de un equipo de proyectos. Llevas varios años en la organización y te has ganado la confianza de tu responsable directa, Sonia, la directora de operaciones de la línea de negocio, que valora tu criterio técnico y tu capacidad de liderar proyectos y prudencia en la toma de decisiones.
La empresa atraviesa una fase de crecimiento importante. Se va a crear un nuevo puesto de coordinador/a de proyectos internacionales que tendrá su propio equipo y reportará directamente a ti; será tu mano derecha en la gestión de equipos y clientes extranjeros. Se trata de una posición clave: quien la ocupe deberá tener criterio técnico, madurez profesional, capacidad de negociación, dominio del inglés y capacidad para liderar reuniones críticas con socios internacionales.
Sonia te ha pedido una propuesta con dos nombres de tu equipo directo para valorar la promoción porque quiere tomar la decisión final consensuándola contigo. Sabes que puede que eso no será del todo equitativo, porque de las dos personas en las que estás pensando, ella puede tener una preferencia personal clara con Marta ya que se conocen de antes de entrar en la empresa y, de hecho, fue un perfil que incorporó Sonia hace cuatro años al equipo.
- Candidato A: Marta
- Lleva 4 años en el equipo.
- Su nivel técnico es muy bueno y domina el inglés con soltura.
- Es responsable, cohesionadora y mantiene una actitud positiva incluso en momentos difíciles.
- Tiene buena relación con la dirección, sabe moverse y suele ser diplomática, lo que le ha hecho ganar buena reputación.
- No posee un liderazgo claro cuando asume algún proyecto, le cuesta tomar decisiones impopulares. Suelen ayudarla compañeros más experimentados a cerrar proyectos complejos.
- Candidato B: Julia
- Lleva 3 años en el equipo.
- Tiene un perfil técnico muy sólido, es la mejor del equipo. Domina el inglés.
- Posee un liderazgo natural, el equipo la respeta. Ha liderado proyectos de manera informal cuando tú estabas de viaje y ha demostrado solvencia. Ha demostrado tener buen equilibrio en la toma de decisiones difíciles y empatía con el equipo.
- No es tan diplomática: es empática pero también es directa, a veces crítica con la dirección, y ha tenido algún roce menor con tu jefa Sonia por cuestionar ciertos procedimientos y cierta toma de decisiones.
- Es madura y asertiva, aguanta la presión y no le importa decir lo que piensa, aunque no guste.
Tu jefa te comenta su visión de ambos perfiles y, como esperabas, considera ideal para el puesto a Marta porque “no es problemática y transmite estabilidad”. Te comenta que piensa que es una persona tranquila, que transmite imagen de control y que se lleva bien con todos, por lo que será fácil que haga piña con el equipo nuevo, y lo más importante, que la dirección está de acuerdo con ella. Por otro lado, piensa que Julia es muy buena técnicamente, pero te dice que no es el perfil que cree que sea bueno visibilizar hacia arriba (hacia la dirección). Te pide tu opinión porque quiere tomar la decisión más adecuada, aunque piensa que estarás de acuerdo con ella.
Te encarga que prepares un informe justificando la idoneidad del perfil para el nuevo puesto y que lo presentes en la reunión de dirección. Espera que argumentes en él las razones del nombramiento y apoyes su decisión de postular a Marta.
Tu decisión será clave, no solo por la elección de este perfil, sino porque es especialmente sensible en un momento en el que la empresa está valorando promociones internas y futuras reorganizaciones. Tu futuro dentro de la organización puede verse también condicionado en base a qué decisión tomes aquí.
¿Qué haces? ¿Te alineas con tu jefa en el informe o argumentas la postulación de Julia?
- Opción A: Apoyas la decisión de tu jefa y justificas la promoción de Marta, aunque sepas que no está completamente preparada y que esa elección no será justa ni beneficiosa para el equipo a largo plazo. Argumentas que lleva más tiempo en la empresa que Julia, que tiene potencial de crecimiento, buena actitud y buenas habilidades para representar al equipo. Evitas el conflicto con la dirección, refuerzas tu relación con Sonia y mantienes la armonía interna. Sin embargo, sabes que el puesto no estará cubierto con la competencia técnica necesaria, ni con el empuje, firmeza y determinación que necesita la presión internacional. Por otro lado, tu propio equipo podría resentirse al ver que los méritos no son el criterio de decisión.
- Opción B: Decides ser honesto y claro en tu informe y planteas que Julia es el candidato más preparado. Argumentas que no sólo por la competencia técnica y el liderazgo demostrado sino por las diferencias de estilo ya que Julia es capaz de soportar mayor presión y aguantar situaciones críticas y su estilo de comunicación facilita la transparencia y abordar la toma de decisiones difíciles. Marta en cambio, prefiere la armonía colectiva y evitar el conflicto en las situaciones más peliagudas. Además, comentas que estás dejando fuera la afinidad personal. Con esta decisión podrías poner en entredicho el criterio de tu jefa, correr el riesgo de ser percibido como desleal por ella, parecerle a la dirección que vas “por libre”, comprometer tu relación de confianza con la dirección. Además, es posible que de existir una promoción para ti sea puesta en cuestión, aunque esto no lo sabes a ciencia cierta. Por otro lado, con esta decisión te quedarías con la sensación de haber actuado con coherencia profesional y ética, defendiendo la meritocracia y el buen desempeño. Algo que te gustaría que hicieran contigo.
¿Y tú qué harías?