La cultura de compromiso es la cultura de la responsabilidad recíproca

Maite Sáenz10 octubre 20255min
De tanto oír que falta compromiso en las empresas me he quedado clavada en su significado. ¿De qué compromiso hablamos? Tiro de diccionario para ir a lo universalmente admitido y veo que es una obligación contraída por acuerdo entre varias partes, ya sea de palabra dada o de documento firmado, y que tiene dos sinónimos: el deber y la responsabilidad. La intersección de los tres términos me lleva a la primera conclusión: los compromisos adquiridos ilustran las responsabilidades que asumimos.

 

Adquirimos compromisos tomando decisiones y siempre es así, incluso cuando el deudor y el acreedor somos nosotros mismos. Y esto último no es baladí, porque después de mucho pensar -y sufrir- he llegado a la conclusión que quien no cumple consigo mismo difícilmente va a cumplir con los demás. Si el compromiso se plasma en un acuerdo del que se derivan obligaciones recíprocas para obtener contraprestaciones equilibradas, cuando este binomio se descompensa o directamente se ausenta sin explicación compartida y plausible, el compromiso no es que se resquebraja, se rompe. Y así llegamos a la segunda conclusión: los valores personales sustentan o rompen los compromisos adquiridos.

El compromiso no es una cuestión de identificarse con algo para hacer lo que ese algo espera de mí. “Me identifico contigo” significa que yo haría, pensaría o diría lo mismo en tu lugar, pero no que me sienta obligado a hacerlo. En el mundo laboral se habla del compromiso como una simbiosis de voluntades que dejan fuera del argumentario las obligaciones -compromisos- adquiridas. Ergo tercera conclusión: cuando se firma un contrato el compromiso no es voluntario y si acaba siéndolo es que el contrato es papel mojado.

 

¿Por qué tenemos la insana costumbre en RR.HH. de llamar falta de compromiso a todo lo que no sea que el empleado calce en la cultura corporativa aunque ésta reviente por todas las costuras?

 

Se dice hasta la saciedad que hay que conseguir que los empleados, sobre todo los jóvenes, se comprometan.

  • ¿Con qué? ¿Con una cultura que por muy moderna se sea siempre ven con desdén como un quiero y no puedo? ¿Para qué? ¿Para replicar hábitos laborales que secuestraron a sus padres bajo el paradigma del compromiso y la lealtad?
  • ¿Con qué propósito? ¿Con el de la falacia de personas que tan pronto están en el centro como en la calle o dentro pero infra remunerados? ¿Con los giros de guion que quieren devolverles a casa después de haberles atraído prometiéndoles libertad?

A los jóvenes les puede faltar un hervor y que me perdonen los que vengan ya con esa habilidad desarrollada, pero lo que todos sin excepción tienen de serie es la desconfianza en las promesas en el estatus quo. ¿Y qué mayor estatus quo que les haga sentir cautivos que una cultura corporativa que les viene dada?

Mientras decidimos qué hacer con ella, ¿y si recuperamos los básicos de la relación laboral, del contrato de trabajo y del intercambio de valor entre las partes firmantes? Antiguamente era la palabra dada la que sellaba los pacto de caballeros, y si se rompían dejaban la marca indeleble del deshonor del incumplidor. Hoy el honor no existe y la palabra dada tampoco, pero los pactos escritos sí y elevados a público, además. A cambio de recibir damos; si ambos cumplimos el compromiso perdura y si uno o los dos incumplimos el compromiso se rompe. Trabajemos el compromiso desde lo que realmente es, un intercambio de responsabilidades. 

 

Sobre la autora

Maite Sáenz es CEO de ORH, una plataforma de conocimiento e innovación en gestión estratégica de personas en las organizaciones que fundé en 2006. Se licenció en Periodismo y ha desarrollado toda su carrera profesional en el ámbito de la información especializada en gestión estratégica de personas en las organizaciones. Durante 16 años se desempeñó como redactora-jefe de la revista Capital Humano y en 2006 fundó ORH Grupo Editorial de Conocimiento y Gestión, un proyecto quue define como no sólo profesional sino también vital, en el que refleja su forma de entender las relaciones empresa-empleado.

Bajo la cabecera ORH-Observatorio de Recursos Humanos ha puesto en marcha proyectos como ORHIT-Observatorio RH de Innovación y Transformación, OES-Observatorio de Empresas Saludables, SFS-Empresas Saludables, Flexibles y Sostenibles e IA+Igual.


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