Por Laura Fernández, del equipo de Collaboration Services del área de Workplace en Ricoh España.- Desde 2015, cada 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que busca reconocer la contribución de las mujeres en los ámbitos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Esta iniciativa pretende no solo impulsar su participación en estas áreas, sino también dar visibilidad a modelos femeninos que inspiren a futuras generaciones y avanzar hacia una mayor equidad de género en el ámbito científico y tecnológico.
Y, año tras año, surgen dos temas recurrentes en torno a esta efeméride:
- Por un lado, la escasez de profesionales en el sector tecnológico, una brecha que podría comprometer la competitividad de las empresas en los próximos años, teniendo en cuenta que el Foro Económico Mundial calcula que el 70 % del valor económico en la próxima década dependerá directamente de la digitalización.
- Por otro, que poco más del 20% de los empleados TIC son mujeres. De hecho, según los datos de la consultora de Recursos Humanos PageGroup, solo el 14% de los currículums recibidos en los últimos 24 meses en el ámbito tecnológico son de mujeres, frente al 86% perteneciente a los hombres.
Para el sector tecnológico, sus empresas y sus profesionales, ésta es una cuestión preocupante para la que se necesitan soluciones urgentes y, como ingeniera, creo que merece la pena poner la atención en estos datos.
Resolver ambos retos es fundamental y es clave para la economía digital en la que nos movemos, y los expertos coinciden en que se deben impulsar medidas coordinadas, desde la cooperación público-privada, una ampliación de la capacidad formativa de los países o la puesta en marcha de programas en las empresas que favorezcan el desarrollo y el reciclaje profesional, a la priorización de la educación en STEM haciéndola más atractiva para los y las jóvenes y, al mismo tiempo, facilitar la incorporación de las mujeres a este tipo de carreras.
En este último punto, aunque es un reto cuya resolución está lejos de resolverse, también se observan signos positivos. Hoy el número de mujeres que trabaja en el sector es cinco puntos porcentuales más alto que hace dos décadas y son muchas las compañías que están comprometidas con la igualdad de género y la creación de equipos diversos.
Sin ir más lejos, y aunque actualmente es un excepción, es la primera vez en mi carrera profesional que formo parte de un equipo donde casi el 50% está compuesto por mujeres y me siento muy afortunada por ello porque, por desgracia, no es lo más frecuente en el sector. Esta experiencia me ha permitido constatar que la existencia de perfiles técnicos mixtos aporta un valor significativo a una compañía, fomentando no solo la diversidad, sino la colaboración entre puntos de vista distintos, y las empresas cada vez son más conscientes de ello.
Para lograr entornos como éste es necesario dar a conocer las carreras tecnológicas entre las jóvenes que están a punto de decidir su futuro, y referentes que las inspiren, a través de iniciativas como Inspiring Girls, Women in Tech o Technovation Girls by Ricoh, que acercan la tecnología a niñas en edades tempranas y despiertan su curiosidad en STEM, con un mensaje claro: la ciencia y la tecnología no entienden de género.
Con más mujeres en los departamentos de TI y en las empresas tecnológicas, veremos también a más mujeres accediendo a los puestos de dirección, rompiendo los denominados ‘techos de cristal’, se eliminarán las barreras que impiden avanzar hacia un futuro más diverso, inclusivo y equitativo.
En un pasado no muy lejano, la sociedad tenía muy interiorizado que este tipo de carreras eran exclusivas de hombres y se sorprendían cuando era una mujer la que apostaba por ellas. Cuando cursé mis estudios universitarios, el número de mujeres era pequeño, pero no inexistente, y aunque actualmente seguimos siendo una minoría, cada vez somos más mujeres las que optamos por la rama tecnológica.
Espero que esta evolución se mantenga y que, en el futuro, no tengamos que hablar de porcentajes y brechas salariales, según el género, o de programas para incentivar que haya más mujeres dentro del sector, que todo fluya de una manera natural y sin distinción alguna. En definitiva, que evolucionemos hacia una sociedad que valore las habilidades y capacidades del individuo, independientemente de su género.
Sobre la autora: Laura Fernández es licenciada en Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones, Imagen y Sonido por la Universidad Politécnica de Madrid. Se incorporó a Ricoh en 2020 como arquitecta de soluciones de colaboración, audiovisual y tecnologías para el puesto de trabajo. Es una de las tres mujeres en España que cuenta con la certificación CTS de AVIXA, que acredita su conocimiento y experiencia en implantar grandes proyectos con tecnología audiovisual, como las innovadoras oficinas de Beam Suntory en Madrid, el recién renovado auditorio de Cecabank o el proceso de transformación digital en el que está inmerso la aerolínea Iberia actualmente.