¿Recuerdan cómo sorteaba el mítico Halcón Milenario a las naves del Imperio? Sí, exacto, con pericia, reflejos ágiles y capacidad de pensar como el enemigo para adelantarse a él. La recompensa venía cuando se colaba en la Estrella de la Muerte o cuando ponía millas galácticas de por medio a la velocidad de la luz. Veamos los retos como posibles colisiones y tomémosle prestada a Han Solo un poco de su valentía inconsciente. Seguro que escucharemos en nuestro yo interior aquello de “que la fuerza te acompañe”.
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