En más de un sitio he leído que nos encontramos en la cultura de la inmediatez. Todo rápido. El otro día en un curso de cocina nos comentaban la importancia de dedicarle tiempo. Para que un sofrito quede bueno, le tienes que echar al menos hora y media. Para el arroz con leche, tres. Para unas alubias, seis. Más fuego no lo soluciona. Mmmm, ¡qué rico! Claro, por algo es. Como en el horno, mejor a 170º más tiempo que a 220º menos.
Cuando quedo para comer en casa de David y Gema, hay que llegar a la una. Y nos ponemos a cocinar. A cuatro fuegos. Un vinito y poco a poco. Luego viene una empresa y te pide que le ayudes con un equipo de trabajo que no acaba de funcionar. Quiere una sesión de team building. Pero duda de que sea efectiva para cambiar a un par de personas. ¿En una sesión? ¿Dudas? Hay gente que parece que creen en la magia. Magia potagia. En un estudio indican que de 10 personas con riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular sólo 3 cambian sus hábitos. Veo pocas cosas más importantes y motivadoras que mantenerse con vida. Pero a un par de empleados se les cambia sí o sí. En unas horas. Y a nuestros padres. Y a nuestra pareja. Y a nuestro jefe también. Por imposición de manos. La vida a veces pide que la pongas al chup chup.
Feliz fin de semana a todas, todos.
Francisco J. Fernández Ferreras.
Un comentario
José
3 mayo 2016 at 14:27
Pachi, me ha encantado!!
Comentarios cerrados