Un 60% de la población mundial pasa gran parte de su vida en el trabajo y, por tanto, es indispensable que el entorno laboral sea seguro y saludable. En la misma línea, múltiples estudios han comprobado que el bienestar emocional de la plantilla conduce a un aumento de la productividad y la disminución de la rotación del personal y del absentismo (Domínguez & Blanco, 2022; Grimani, Aboagye, & Kwak, 2019, Martínez-Vargas, & Rivera-Porras, 2019). Tal como establece el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST, 2022), es imperativo valorar y prevenir el desarrollo de riesgos psicosociales que puedan interferir o perjudicar tanto el desarrollo del trabajo como la salud física y psicológica del trabajador. Por esto, instaurar y mantener un plan de bienestar laboral es de vital importancia para la consecución del éxito de las empresas.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de bienestar psicológico? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), es un estado mental que potencia positivamente el desarrollo cognitivo, emocional, conductual y social de cada persona y, por ende, fomenta la relación favorable del individuo con su salud física, su identidad personal y con su trabajo.
¿Qué es un plan de bienestar laboral y por qué es importante?
Un plan de bienestar laboral es un programa estratégico diseñado con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la plantilla a través de su desarrollo profesional y crecimiento personal, para que puedan continuar escalando la pirámide corporativa, mientras simultáneamente busca aumentar la productividad, la competitividad, la reputación y el atractivo de las empresas.
Según el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social (MITRAMISS) de España, el bienestar laboral es la clave para contar con una plantilla productiva, motivada y comprometida con la empresa.
El INSST (2022) asegura que una correcta implantación de un plan de bienestar necesita abordar los factores psicosociales de las empresas (contenido del trabajo, carga laboral, tiempo de trabajo, desarrollo profesional, etc.) para poder prevenir sus correspondientes riesgos psicosociales (trabajo monótono, carga laboral insuficiente o excesiva, pobre conciliación, estancamiento profesional, etc.). Estos riesgos suelen ser los principales responsables de:
- propiciar un entorno social negativo y con poca cohesión.
- reducir el compromiso y la motivación laboral.
- aumentar la rotación de personal.
- ocasionar estrés laboral o síndrome de burnout.
- dificultar la conciliación laboral-familiar.
- disminuir la productividad empresarial.
Por ende, optimizar el bienestar emocional de los empleados no solo favorece la salud psicológica, física y social de los mismos, sino que también:
- mejora el clima laboral y la cohesión de la plantilla.
- fomenta un compromiso y una motivación mayores en los equipos de trabajo.
- desarrolla la fidelización, no la fuga, del talento.
- impulsa el desarrollo personal y profesional.
- disminuye el absentismo laboral y el estrés.
- aumenta el rendimiento profesional.
Según la OMS (2022), las intervenciones psicosociales con mayor respaldo científico en la literatura son la instrucción en el manejo del estrés para poder sobrellevar la carga laboral, la inclusión de servicios como la psicoterapia para mejorar la salud psicológica, la formación y la capacitación del personal para promover la promoción interna y la flexibilidad laboral para lograr la conciliación laboral-familiar.
Un potenciador y aliado de estas intervenciones es el enfoque de la psicología positiva. ¿Cuál es su propósito? Lograr el desarrollo óptimo personal y profesional de las personas haciendo hincapié en las experiencias, emociones, fortalezas y virtudes positivas de cada uno, que, a su vez, sirven como impulsores para dar más de sí y ser mejor.
¿Cómo desarrollamos un plan de bienestar? Paso a paso.
Para que un plan de bienestar laboral sea exitoso debe: ser incluido en la política de la empresa, ser de dominio público, tomar en cuenta las tres dimensiones que componen la salud integral de la plantilla (salud psicológica, física y social) y la cultura organizacional de la empresa, junto con su misión y visión, y contar con un presupuesto para su realización.
Los pasos para implementar un plan de bienestar son los siguientes:
Identificar debilidades y proyecciones. Se debe recopilar toda la información posible referente a la satisfacción laboral y a las necesidades del personal, su índice de bienestar, clima laboral, junto con las proyecciones al futuro de la plantilla y de la empresa, para poder establecer una línea base como punto de partida y una meta como objetivo. Se pueden utilizar las encuestas de pulso como herramienta de medición. Por ejemplo, en esta fase del plan, los trabajadores podrían establecer que cuentan con una carga laboral excesiva (riesgo psicológico), que las instalaciones son desfavorables (riesgo físico) y que las relaciones interpersonales son inadecuadas o inexistentes (riesgo social) o que la tarea en sí misma conlleva un riesgo psicosocial (trato con personas vulnerables). [RI1]
Desarrollar estrategias de intervención. A continuación, se deben definir los objetivos y establecer qué acciones o programas instaurar (con sus respectivos plazos y costes) para alcanzar las proyecciones deseadas y para prevenir o remediar el desarrollo de los riesgos psicosociales. Estas pueden ser ejecutadas por un equipo interno y competente de la compañía o por un grupo de especialistas externos (psicólogos organizacionales). Por ejemplo, se podría redistribuir la carga laboral tras la contratación de nuevo personal o rediseñar los flujos de trabajo para ganar eficiencia, se podría actualizar el espacio laboral físico para que sea ergonómico y seguro (riesgo físico) y, por último, se podría promover un clima laboral más interactivo y cohesivo a través de la realización de dinámicas de grupo y una orientación decisiva del liderazgo hacia el bienestar de los empleados. De igual manera, la compañía puede proponer reducir el índice de rotación del personal en un 10% a lo largo de un año, disminuir las bajas por estrés o reducir su duración o puede establecer una puntuación mínima deseada para los indicadores clave de rendimiento o KPIs (por sus siglas en inglés).
Ponerlo en práctica. La puesta en marcha del plan no estará dando inicio a un proceso puntual, sino continuo y, por el cual, se estará generando información de forma permanente. Las estrategias, programas o técnicas deben acatarse y realizarse con disciplina y consistencia, y deben ser conocidas por todos los trabajadores. Dichos programas también deben implicar a todos los departamentos y profesionales de la empresa de cara a generar una empresa saludable.
Medir resultados. Se debe realizar un seguimiento continuo de los resultados, para poder sacar conclusiones y establecer conexiones entre los diferentes factores y riesgos psicosociales y realizar las acciones correctoras oportunas.
Realizar los ajustes necesarios. Por último, se deben modificar y ajustar las estrategias gradualmente según las necesidades y objetivos de la plantilla y de la empresa, para poder cumplir con los objetivos y alcanzar las metas establecidas, de acorde a la misión, visión y cultura organizacional.
Al garantizar el bienestar psicológico de la plantilla, la empresa contribuye a que aumente su motivación a la hora de desempeñar su labor y, como consecuencia, que cuente con una mayor flexibilidad cognitiva para resolver conflictos y aportar soluciones. En un entorno BANI (Brittle quebradizo, Anxious ansioso, Non linear no lineal e Incomprehensible incomprensible) tan incierto como el actual, las empresas necesitan contar con la máxima aportación y compromiso de sus trabajadores, por lo que cuidar de su bienestar integral es una necesidad estratégica.
Contenido redactado por el Equipo de Contenido Clínico de TherapyChat liderado por Isabel Aranda psicóloga sanitaria y Chief Content Officer.
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