El empleo en el sector de Defensa: una oportunidad histórica para España

La defensa vive en España un momento que podríamos calificar como histórico. En 2025, el país alcanzará por primera vez el objetivo de destinar el 2% de su PIB a este ámbito, una meta que llevaba más de una década pendiente y que nos sitúa al nivel de los compromisos marcados por la OTAN. Esta inversión extraordinaria, de más de 10.000 millones de euros adicionales, no solo tiene un impacto en términos de seguridad, sino también en empleo, innovación y competitividad.
Los datos son claros: según PwC y TEDAE, en 2023 las industrias de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio generaron 215.607 puestos de trabajo en España y aportaron más de 19.000 millones al PIB nacional. Es un sector que se ha consolidado como motor económico y que, con el impulso actual, tiene por delante una década de crecimiento y transformación.
Este nuevo escenario está marcado por la puesta en marcha de grandes programas estratégicos —como el sistema aéreo de combate europeo FCAS/NGWS, el submarino S-80, las fragatas F-110 o el vehículo blindado VCR 8×8 Dragón— que requieren no solo inversión tecnológica, sino sobre todo talento humano capaz de llevarlos a cabo. Y es precisamente ahí donde se encuentra el gran reto del sector.
Una demanda de perfiles que supera la oferta
La defensa se ha convertido en uno de los sectores que más profesionales cualificados demanda. Hablamos de ingenieros en telecomunicaciones, expertos en ciberseguridad, arquitectos de seguridad, especialistas en guerra electrónica, profesionales en logística integrada o juristas especializados en contratos clasificados y normativas internacionales. Se trata de perfiles con alta especialización, experiencia multinacional y capacidad de trabajar en proyectos de gran complejidad técnica.
El problema es que no hay suficientes profesionales para cubrir toda esta demanda. Solo en ciberseguridad, España tiene un déficit estimado de más de 30.000 especialistas, dentro de una necesidad que supera los 80.000, según datos de DigitalES. Esta brecha afecta directamente a los programas de defensa, que dependen de manera crítica de la resiliencia digital.
A esta escasez se suma la competencia de otros sectores como el tecnológico o las energías renovables, que buscan exactamente el mismo talento. Esto genera una auténtica batalla por atraer y retener a los mejores profesionales, con tensiones salariales, movilidad internacional y una presión creciente sobre las empresas del sector.
No debemos olvidar que más del 80% del tejido industrial de defensa en España está formado por pymes. Estas empresas aportan innovación y flexibilidad, pero son también las que más dificultades encuentran para competir por talento altamente especializado frente a los gigantes industriales.
Retos y oportunidades para el futuro
El panorama presenta grandes desafíos: la escasez de perfiles cualificados, la fuerte competencia de otros sectores estratégicos, la necesidad de formación continua y la exigencia de cumplir con estrictos marcos regulatorios y de confidencialidad. También la retención del talento y la movilidad internacional se han convertido en factores determinantes.
Sin embargo, estamos ante una oportunidad única. La colaboración público-privada, el impulso de programas de formación avanzada y la internacionalización de nuestras empresas serán claves para consolidar un ecosistema de talento atractivo. Si conseguimos que la defensa se perciba no solo como una industria tecnológica, sino también como una opción profesional estable, innovadora y con proyección internacional, España podrá situarse en el grupo de referencia mundial.
En definitiva, el futuro de la defensa en nuestro país no se mide únicamente en inversiones o contratos internacionales. Se mide en la capacidad de atraer, formar y retener a los profesionales que sostendrán una industria estratégica para la seguridad, la economía y la proyección global de España. La clave está en el talento, y ahí es donde debemos poner el foco.
Carlos Benjumea es director general y responsable de la División de Defensa de Catenon, con más de dos décadas de experiencia en la atracción de talento especializado.