El reto de gestionar la polarización política en las conversaciones entre empleados

Marisa Cruzado Collado9 septiembre 202417min
Seguro que no deja de escuchar en los medios de comunicación que, en España, todo se ha politizado. Desde la cultura a la educación, pasando por el deporte, la información o la economía. La realidad es que la política se ha convertido en un tema omnipresente. Sin embargo, hablar de política en el trabajo puede ser un terreno resbaladizo que, si no se maneja adecuadamente, puede generar conflictos y afectar la armonía del equipo. ¿Cómo pueden los departamentos de RRHH abordar este desafío y fomentar un ambiente profesional y de respeto?

 

La política influye en muchos aspectos de nuestra vida diaria así que es lógico que las conversaciones sobre política surjan de manera espontánea, especialmente en tiempos de elecciones o cambios legislativos significativos. Con la guerra de la franja de Gaza de fondo, hemos asistido a numerosos casos de despidos en EEUU por defender la posición palestina frente a Israel, pero no es un caso aislado.

El furor con el que se vivieron las semanas previas a las elecciones en la campaña presidencial colombiana en 2022 por ejemplo, estuvo también marcado por anuncios y denuncias que daban cuenta de empleadores que advertían a sus trabajadores la posibilidad de despidos a causa de su preferencia electoral. Diversos medios informativos hablaban de casos en los que se amenazaba a los trabajadores con el uso de pruebas de polígrafo para determinar el sentido en que estos habían votado y despedirlos si ese sentido era contrario a la preferencia política del empleador.

Volviendo al caso de EEUU y en plena campaña electoral, un estudio de Gallup revela que casi la mitad de los trabajadores estadounidenses reconocen haber discutido sobre temas políticos con un compañero de trabajo en el último mes y es probable que esta cifra aumente a medida que avancen las elecciones presidenciales.

Según el mismo estudio, estas discusiones son mucho más habituales entre los empleados totalmente presenciales (54%) que entre los trabajadores exclusivamente remotos (28%). En el caso de los trabajadores híbridos, la cifra se acerca más a la de los presenciales, ya que en el 48% de los casos afirman tener este tipo de conversaciones tanto por compañeros en remoto, como cuando acuden a la oficina.

¿Cuestión de género?

Las conversaciones políticas también son más comunes entre ciertos grupos característicos de la industria. Se utilizaron los datos del Panel Gallup para determinar qué industrias están compuestas por más empleados hombres o mujeres frente a cuáles están más equilibradas por género. Gallup también estudió la ocupación de los encuestados y su ideología política (muy conservadora, conservadora, moderada, liberal o muy liberal) para determinar qué industrias tienen empleados que se inclinan más hacia lo más conservador, hacia lo más liberal o son políticamente neutrales.

Aquellos que trabajan en industrias dominadas por hombres (52%) son más propensos que aquellos en industrias dominadas por mujeres (42%) e industrias con paridad de género (43%) a mantener discusiones sobre temas políticos en el trabajo. Además, los trabajadores de las industrias con empleados de tendencia conservadora (60%) son más propensos que los de las industrias con empleados de tendencia liberal (48%). Ambos grupos son más propensos que los que trabajan en industrias ideológicamente neutrales (41%) a discutir la política en el trabajo.

Un arma de doble filo

En el trabajo, hablar de política puede ser un arma de doble filo. Puede romper el hielo, ayudando a los compañeros de trabajo a profundizar sus relaciones, pero también puede causar daño, especialmente si los empleados tienen niveles bajos de engagement. Una fuerza laboral comprometida y unos equipos de trabajo más cohesionados pueden estar mejor posicionados para capear las tormentas políticas.

Gallup encuentra que las discusiones políticas en el trabajo parecen tener efectos tanto positivos como negativos en los empleados. Por un lado, el 14% dice que tener discusiones políticas con sus compañeros de trabajo les ha ayudado a sentirse incluidos, y el 11% dice que se ha acercado más a un compañero de trabajo debido a sus opiniones políticas. Al mismo tiempo, el 12% dice que las conversaciones políticas en el trabajo los han hecho sentir incómodos, y el 3% se siente tratado injustamente por sus opiniones.

En España, no se puede despedir a un trabajador simplemente por sus ideas políticas. El artículo 4 del Estatuto de los Trabajadores establece que los empleados tienen derecho a no ser discriminados por sus convicciones políticas. Si un despido se basa en razones políticas, se consideraría nulo, ya que violaría los derechos fundamentales del trabajador. Sin embargo, si una discusión sobre política en el trabajo deriva en comportamientos inapropiados, como insultos graves, agresiones físicas o cualquier otra forma de acoso, el empleador podría tener motivos para un despido disciplinario. En estos casos, el despido no sería por las ideas políticas en sí, sino por el comportamiento que afecta negativamente el ambiente laboral.

La consultora identifica algunos riesgos de hablar de política en el trabajo:

  • Conflictos Interpersonales: Las opiniones políticas pueden ser profundamente personales y polarizantes. Las discusiones pueden escalar rápidamente y generar tensiones entre colegas.
  • Discriminación y acoso: Las conversaciones políticas pueden derivar en comentarios discriminatorios o acoso, lo que puede crear un ambiente de trabajo hostil.
  • Distracción y productividad: Las discusiones acaloradas pueden distraer a los empleados de sus tareas y afectar la productividad general.

Con todo, para los profesionales de RRHH, es crucial entender cómo estas discusiones pueden impactar la dinámica del equipo y la cultura organizativa. Hablar de política en el trabajo es un tema complejo que requiere una gestión cuidadosa por parte de los profesionales de RRHH. Al establecer políticas claras, fomentar el respeto y ofrecer capacitación adecuada, es posible minimizar los riesgos y mantener un ambiente de trabajo armonioso y productivo. En última instancia, el objetivo es crear un espacio donde todos los empleados se sientan seguros y valorados, independientemente de sus opiniones políticas.

Estrategias para los Profesionales de RRHH
  • Políticas claras y consistentes: Establecer políticas claras sobre las discusiones políticas en el lugar de trabajo. Estas políticas deben ser comunicadas de manera efectiva a todos los empleados y aplicarse de manera consistente.
  • Fomentar el respeto y la inclusión: Promover una cultura de respeto y inclusión donde todas las opiniones sean valoradas, pero también se mantenga un ambiente profesional.
  • Capacitación y sensibilización: Ofrecer programas de capacitación que aborden la comunicación efectiva y la resolución de conflictos. Esto puede ayudar a los empleados a manejar mejor las conversaciones difíciles.
  • Canales de comunicación abiertos: Crear canales donde los empleados puedan expresar sus preocupaciones de manera segura y confidencial. Esto puede incluir reuniones regulares, encuestas anónimas o un buzón de sugerencias.

 

Consideraciones legales y prácticas
  1. Libertad de Expresión: La Constitución Española garantiza la libertad de expresión, lo que incluye la posibilidad de hablar de política. No obstante, esta libertad puede estar sujeta a ciertas limitaciones en el entorno laboral para evitar conflictos y mantener la productividad
  2. Políticas Internas: Las empresas pueden implementar políticas que regulen las conversaciones sobre temas sensibles, como la política, para prevenir conflictos. Estas políticas deben ser claras y aplicarse de manera equitativa y no discriminatoria.
  3. Ambiente de Trabajo: Prohibir hablar de política puede ser visto como una medida extrema y puede afectar negativamente la moral y la percepción de libertad de los empleados. En lugar de prohibir, muchas empresas optan por fomentar un ambiente de respeto y profesionalismo, donde las discusiones se manejen de manera madura y respetuosa.
  4. Educación y Sensibilización: En lugar de prohibir, es más efectivo educar a los empleados sobre cómo manejar conversaciones difíciles y fomentar un ambiente inclusivo y respetuoso.
Algunos ejemplos

Aun así, cuando la situación se complica se puede llegar a situaciones en los que las justicia sí tenga algo que decir. Estos so algunos ejemplos de situaciones que se han producido en España.

  • Comentarios en redes sociales: Algunos empleados fueron despedidos por comentarios políticos en redes sociales que se consideraron ofensivos o perjudiciales para la imagen de la empresa. En estos casos, los tribunales han tenido que equilibrar el derecho a la libertad de expresión con el derecho al honor y la reputación de marca.
  • Conflictos en el lugar de trabajo: Algunas discusiones acaloradas sobre política en el trabajo han llevado a comportamientos inapropiados, como insultos o agresiones, que justificaron un despido disciplinario. Aquí, el despido no se debe a las opiniones políticas, sino al comportamiento que afecta negativamente el ambiente laboral.
  • Críticas a la empresa: En un caso, una trabajadora fue despedida por criticar a su empresa en redes sociales. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia determinó que las críticas estaban amparadas por la libertad de expresión y ordenó la readmisión de la trabajadora, ya que no se utilizaron términos ofensivos ni se demostró un ánimo injurioso.
Recomendaciones para hablar de política en el trabajo y salir airoso

 

Según la revista Forbes, nunca se debe hablar de política en el trabajo. Bajo ninguna circunstancia. Después de todo, puede ser un de división que siembre la discordancia y genere enfrentamientos. Pero hay personas que no saben o no pueden callarse. Para todos ellos, aquí van algunos consejos para hablar de política y no acabar «desempleado».

  • Respetar el espacio de trabajo. Deja la política fuera de ciertos espacios de la oficina. No llevar símbolos políticos, ni banderitas, ni pines, ni folletos. El trabajo no es lugar para hacer campaña. Es preferible llevar estas charlas a la cafetería o a la sala de descanso, y evitar tenerlas en aquellas en las que la gente está trabajando.
  • No sacar el tema en reuniones ni eventos. Aunque en EEUU por ejemplo es muy común plantear estos debates en reuniones o eventos, antes de que llegue más gente o para romper el hielo, en España no lo hagas. Aprende en qué circunstancias puedes tratar el debate de anoche y en cuáles no.
  • No utilizar chats o mails corporativos para hacer campaña. Plataformas como Slack y elementos como los mensajes de Whatsapp o sencillamente los correos electrónicos suelen generar cierto estrés en muchos trabajadores de forma habitual, así que imagínate cuando hablamos de links de campaña electoral o noticias políticas.
  • No dar por hecho cómo piensan los demás. No des por hecho que los demás tienen la misma ideología que tú, ni tampoco que tú tienes toda la razón. Hazlo mejor como un debate en el que cada uno pueda manifestar su opinión sin malos rollos.
  • No insistir. Cuando hablas de política, tampoco debes dar por hecho que aquellos que no quieren participar son unos ignorantes o unos inexpertos en estas cuestiones. Puede que les interese y que simplemente quieran dejarlo para otros espacios y situaciones más relajadas. Si notas que alguien rehúye estas charlas cambiando de tema o dejando la conversación a medias, date por aludido y no insistas.
  • Contar con las situaciones personales- Esta es una de las razones más importantes por las que debemos evitar hablar de política en el trabajo: son cuestiones muy personales que nos afectan de forma directa en el día a día. Piensa, por ejemplo, en temas como la sanidad pública, la inmigración, la igualdad, los delitos de odio… Si sabes que tu opinión implica a un compañero, muéstrate empático y nunca lo uses como arma arromadiza.
  • Aprender cuando parar. Está claro que si alguien da muestras de incomodidad o desinterés ante la política, debes parar. Pero hay otros casos mucho más evidentes: por ejemplo, el día después de las elecciones, cuando unos se consideran ganadores y otros están frustrados por el resultado. No hagas leña del árbol caído ni restriegues tu victoria a los demás; tampoco te muestres demasiado irritable si sucede lo contrario.
  • Ser asertivo, si no se quiere hablar del tema. Terminamos con un consejo dedicado a aquellos que evitan por todos los medios dialogar sobre política en los espacios profesionales. Si has dado a entender que no quieres participar y no se dan por aludidos, recurre a la asertividad: «me parece muy bien que seas tan pasional con estos temas, pero prefiero no hablar de ello». Así de sencillo.

Aunque las ideas políticas no pueden ser motivo de despido, no debemos olvidar que el comportamiento derivado de discusiones políticas puede llevar a medidas disciplinarias si afecta negativamente el ambiente de trabajo. Un reto más para los departamentos de recursos humanos que, sin duda, se han enfrentando  o se enfrentarán a un conflicto derivado de la polarización política en que estamos inmersos.


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