5 razones y 6 recomendaciones para que el reconocimiento auténtico sea también estratégico

Maite Sáenz27 julio 20237min
El reconocimiento tiene un efecto dominó en las relaciones intraempresa porque parte de la pieza maestra que “desencadena la cadena de la credibilidad y que no es otra que el respeto. O, al menos, debería hacerlo. Se dice que antes de pilla a un mentiroso que a un cojo y lo mismo se puede aplicar al reconocimiento: se pilla al vuelo si es sincero o interesado. Y no hay nada más pernicioso en las relaciones humanas que la hipocresía. La falta de confianza es su resultado y en una organización eso mata el compromiso.

 

Para su informe «Is Your Employee Recognition Really Authentic?, «Gallup ha entrevistado a más de 10.000 personas para intentar comprender qué significa para ellas el respeto en el contexto de su contrato psicológico con la empresa y a partir de sus respuestas ha inferido 5 razones por las que las empresas deberían tomarse en serio conceptos tan humanistas y a priori tan poco estratégicos como el reconocimiento auténtico, la confianza, la equidad, la sinceridad y el respeto.

  1. El reconocimiento auténtico es una cuestión de respeto. A nadie nos gusta que nos traten con condescendencia. Somos adultos y aunque nos cueste recibir el feedback que no esperamos, menos aún aceptamos que se nos tome por adolescentes inmaduros.
    • DATO: Los empleados que están totalmente de acuerdo en que el reconocimiento que reciben es auténtico tienen 7 veces más probabilidades de sentir que son tratados con respeto.
  1. El reconocimiento auténtico refleja la cultura organizacional. Cuando el reconocimiento es auténtico la palabra adquiere valor; lo que se dice es lo que se hace y lo que se dice que se va a hacer se sabe que se va a hacer. Las dudas desaparecer y la confianza se instala en la cultura que se vive y se ejerce todos los días. Se cumple, pues, el objeto de deseo de ser una empresa confiable si necesidad de invertir en marketing.
    • DATO: Los empleados que se sienten satisfechos con la autenticidad del reconocimiento que reciben 5 veces más probabilidades de pensar que su organización haría lo correcto en cuestiones de ética e integridad, y también tienen 4 veces más probabilidades de sentirse conectados con la cultura de su organización.
  1. El reconocimiento auténtico visibiliza el valor de los empleados. Las palabras tienen la fuerza de alegrarnos o entristecernos, de llevarnos a confiar o a dudar… por eso, en términos de compromiso son importantes no tanto por cuáles sean las elegidas para transmitir el mensaje sino por cómo se transmita.
    • DATO: El empleado quiere que se le valore y cuando se siente así, valorado, tiene 4 veces más probabilidades de estar satisfecho con su remuneración.
  1. El reconocimiento auténtico aclara las responsabilidades y el desempeño. El reconocimiento auténtico n o se para en ese proceso si no que sus efectos contagian otros procesos porque la confianza se establece en la comunicación.
    • DATO: Los empleados que se sienten plena y auténticamente reconocidos tienen 6 veces más probabilidades de saber con claridad cómo ve su gerente su desempeño y qué espera de él.
  1. El reconocimiento auténtico inspira confianza en oportunidades futuras. Los empleados que están en el lado positivo del reconocimiento que reciben son:
    • DATOS:
      • cinco veces más proclives a afirmar que el reconocimiento se distribuye equitativamente de acuerdo con el desempeño;
      • cuatro veces más convencidos de que su organización proporciona oportunidades a todos los empleados para su desarrollo porfesional;
      • 6 veces más propensos a confiar en los gerentes y líderes de su organización para tomar decisiones justas sobre su desarrollo.

 

Las 6 reglas del reconocimiento auténtico

  1. Ser genuino, esto es, más autenticidad y menos hipocresía. El reconocimiento no es un ejercicio de postureo sino la base para construir relaciones que, duren lo que duren, sean sinceras.
  2. Ser claro, es decir, menos generalidades y más especificidades. Los reconocimientos “ligeros” también pueden ser genuinos pero los que nos hacen crecer son los que bis hacen ver el valor de nuestra contribución.
  3. Ser selectivo, o lo que es lo mismo, tan malo es quedarse corto en reconocimientos que pasarse dándolos a todas horas. En el día a día se puede practicar el reconocimiento “ligero” antes mencionado pero el reconocimiento en mayúsculas necesita de un espacio propio y unos argumentos trabajados.
  4. Trasladar un propósito o, dicho con otras palabras, vincular el reconocimiento a algo que supere las responsabilidades asignadas al puesto. Cuando pensamos en grande nos vemos más capaces. Por eso el reconocimiento auténtico nos lleva a construir catedrales y no a mover piedras.
  5. Ser objetivo, y no, no sólo para objetivar los méritos para el reconocimiento. Se trata más bien de que el manager conozca a cada miemro de su equipo para personalizar su reconocimiento porque así les  demuestra que que realmente les importa.
  6. Ser concreto más allá de las palabras. Una palmadita en la espalda y un «bien hecho» delante del equipo a veces es suficiente y otras se queda corto. Si el motivo del reconocimiento lo merece -y ahí no hay que se rácano- es bueno tagibilizarlo en una recompensa monetaria, un obsequio, una promocion o, incluso y llegado el caso, un ascenso. Cuando los empleados nos ayudan a crecer, a hacerlo mejor o más eficiente hay que ser consecuentes y generosos.

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