La pandemia transformó 4 millones de empleos de nivel bajo y medio por otros 4 millones de alta cualificación

Annais Paradela1 junio 202310min
Randstad Research ha publicado el informe “El mundo del empleo tras dos años de pandemia”, un análisis en profundidad de los cambios y las consecuencias de la pandemia del Covid-19 en el mercado laboral.

 

La crisis sanitaria ha intensificado algunos cambios importantes en materia laboral. Algunos ya existían previamente, como la digitalización o la transición medioambiental. Y ha generado otros nuevos, como la crisis de las cadenas internacionales de suministros o los planes de recuperación europeos.

Una de las principales conclusiones del estudio de Randstad Research hace referencia a la importancia de la relación entre educación y empleo. En este sentido y a nivel europeo, los niveles de ocupación de los trabajadores con un nivel educativo alto apenas han descendido, mientras que la destrucción de puestos de trabajo de nivel educativo medio, y especialmente bajo, ha sido significativa.

En concreto, la pandemia ha supuesto una transformación de la composición del empleo por nivel educativo, reemplazando 4 millones de puestos de trabajo de nivel educativo bajo y medio por 4 millones de puestos de nivel educativo alto, un 5% más que antes de la pandemia.

 

La pandemia no ha impactado sobre un entorno estático, sino sobre una sociedad que estaba ya evolucionando a gran rapidez. Por ello, es importante prestar atención a algunas tendencias de cambio ya existentes como la digitalización, el cambio demográfico o la transición medioambiental y ver en qué manera se relacionan con el Covid-19”, recuerda Valentín Bote, director de Randstad Research.

 

El poder transformador de la tecnología: crea, destruye y modifica puestos de trabajo

 

La digitalización ha revolucionado definitivamente el mundo del empleo. De hecho, ha desencadenado procesos de destrucción, creación y transformación de ocupaciones. Además, tiene una importante capacidad de favorecer la productividad, lo que ahorra recursos para el conjunto de la economía y permite la creación de nuevos puestos de trabajo.

La creciente demanda de profesionales de perfil tecnológico necesita que el sistema educativo responda rápidamente. Por un lado, los trabajadores necesitan contar con competencias que les permitan insertarse en el mercado laboral. Por otro lado, las empresas tienen que poder encontrar a los profesionales que necesitan. Esta nueva demanda de competencias, unida a la reducción de población activa por el cambio demográfico, puede derivar en vacantes en algunos sectores y ocupaciones, lo que puede llegar hasta la temida escasez de talento.

De hecho, en España se ha observado un incremento en las dificultades de las empresas para cubrir vacantes en comparación con la situación previa a la pandemia, a pesar de los incrementos del SMI. Los datos del INE muestran un incremento del número de vacantes que en el segundo trimestre de 2022 alcanzó niveles un 34,9% superiores al mismo trimestre de 2019.

También se hace necesaria la reducción de la brecha digital. La penetración del uso de Internet en la sociedad sigue siendo dispar a nivel europeo, con países que cuentan con un 20% de la población que no usa casi nunca Internet (Bulgaria o Grecia), frente a otros en los que esta población sólo alcanza el 1% (Irlanda o Dinamarca).

 

 

Ha impulsado el teletrabajo, pero de forma limitada

 

El teletrabajo ha tenido un impulso considerable a raíz de la pandemia. Sin embargo, su intensidad es muy variable entre países y en muchos se sitúa todavía muy por debajo de su potencial, como en el caso de España. Además, su aplicación ha sido enormemente desigual en función de los sectores de actividad o de los perfiles del nivel educativo.

De hecho, en algunos países el porcentaje de ocupados que trabajan desde su domicilio ha aumentado entre 15 y 20 puntos porcentuales en tan solo dos años. En cambio, en otros, este incremento ha rondado solo los 5 puntos o ha sido incluso inferior.

El impacto de la pandemia en el teletrabajo en España se sitúa claramente entre los menores de la UE, por debajo incluso de países mediterráneos con una extensión del teletrabajo menor que España antes de la pandemia, como Italia o Grecia.

Sin embargo, el hecho de que el teletrabajo esté considerablemente más extendido entre muchos de los países más avanzados de la Unión Europea sugiere que puede haber una tendencia creciente durante los próximos años. En este sentido, la pandemia habría actuado como un impulso en el corto plazo y como un precedente para un crecimiento posterior.

 

Beneficios del teletrabajo

 

La implantación del teletrabajo puede conllevar grandes ventajas. Por un lado, supone un ahorro para los trabajadores tanto de tiempo en desplazamientos como de costes, así como una reducción de emisiones.

También conlleva beneficios en cuanto a conciliación de la vida laboral y personal. Podría tener efectos positivos sobre el entorno urbano, reduciendo la presión sobre áreas con una fuerte densidad de población y demanda y ofrecer oportunidades para zonas menos pobladas.

Esta modalidad de trabajo abre la puerta a las empresas a integrar en su plantilla a trabajadores que residan en otras zonas geográficas, favoreciendo la movilidad del talento y la productividad.

Sin embargo, a pesar del ahorro de costes de transporte y comida, es importante también tener en cuenta que los trabajadores necesitan un espacio adecuado para teletrabajar en su vivienda, lo que puede requerir mudarse a viviendas de mayor tamaño, y por tanto, conllevar un coste.

 

 

Las oportunidades de los planes de recuperación

 

La pandemia ha motivado el despliegue de planes de recuperación en todos los países de la UE. Estos planes apuestan por un importante empuje de la digitalización y la transición medioambiental agrupando en muchos países la mayoría de la financiación.

Además, recogen otras inversiones destinadas a la mejora de la cohesión social, que cubre elementos como la mejora del nivel educativo y las competencias, en especial de las personas con menor nivel educativo. Esto tiene claras consecuencias para el empleo, como la dinamización de la contratación que supone la inyección de fondos, la creación de nuevos empleos y la obsolescencia de otros, la generación de empleos verdes o la mejora de la empleabilidad de los profesionales.

 

 

La crisis de las cadenas de suministro que ha derivado en una crisis en la automoción

 

Otra derivada de la pandemia ha sido la influencia de sus consecuencias para las cadenas internacionales de suministros, por culpa de un conjunto de factores complejos, que han afectado tanto a la oferta como a la demanda, como restricciones a la libre circulación de bienes y servicios, dependencia de productos intermedios y finales del exterior, o la perturbación de la demanda.

Un ejemplo es la crisis de los semiconductores, que está generando una reducción de la producción de vehículos, que incluso supone parálisis temporales en la actividad de algunas fábricas. Esto tiene implicaciones como la reducción del empleo directo e indirecto en el sector de la automoción, uno de los más importantes de la Unión Europea. También tiene consecuencias como la subida del precio de los vehículos, lo que deriva en mayores costes para el sector del transporte, o los mayores costes del transporte, que reducen los márgenes y las posibilidades de comercialización de muchos productos.

 

 

Retos a los que se enfrenta el mercado laboral

 

Por un lado, resultará fundamental lograr una transición digital ágil con un impacto neto positivo en el empleo. La digitalización ha demostrado hasta la fecha ser capaz de mantener niveles netos positivos de creación de empleo. Sin embargo, este proceso de creación y destrucción de empleo es complejo y no tiene por qué ser inmediato. Resulta esencial lograr que se generen más puestos de trabajo que los destruidos por la digitalización y de manera rápida.

Además, será importante lograr que la digitalización no genere la exclusión de amplias capas de la sociedad, con especial atención a las personas mayores. Para ello, será necesario crear sistemas de apoyo para la interacción a través de medios digitales para personas que lo precisan, impulsar la adquisición de competencias digitales o mantener y reforzar los sistemas de atención presencial, asumiendo que existen personas que no tienen la capacidad de adquirir las competencias digitales necesarias para desenvolverse en muchas situaciones.


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