No exentos de cierta resignación, esos han sido los términos más escuchados durante el Webinar ORH Aplicación del RD 286/2022: El fin de la obligatoriedad, o no, de las mascarillas en la empresa. Y es que, con cifras que aún son preocupantes (alrededor de 50.000 contagios y 200 fallecimientos semanales), la Covid sigue siendo una prioridad para todos. De ahí que la entrada en vigor de dicho decreto haya supuesto un nuevo escenario –no exento de polémica– con respecto al uso de las mascarillas en las empresas. La falta de pautas claras para su aplicación ha suscitado muchas dudas a las organizaciones, y en especial a los responsables de Prevención de Riesgos Laborales. Los cinco expertos reunidos aportan sus perspectivas para ayudar a orientarnos en este panorama de incertidumbre jurídica. De hecho, Marisa Cruzado, socia de CVA y moderadora de la sesión, recuerda a los asistentes que sigue existiendo “un elevado riesgo de contagio, y no podemos olvidarnos de los fallecidos en estos dos últimos años de pandemia”.
La primera experta en romper fuego es Gemma Fabregat, Of Counsel de Sagardoy Abogados, que comenta la complejidad con la que se han encontrado todos los responsables legales de las empresas, como es “fijar el marco normativo de un Real Decreto que apenas tiene marco normativo, debido a lo casuístico de la materia que aborda”. Y no le falta razón, pues la regulación, más allá de ser consecuente con otras anteriores, como la de la vacunación, tiene un único artículo, que recoge las excepciones en las que sí que es obligatorio su uso. “Lo que va a buen seguro va a generar no poca conflictividad, pues la obligatoriedad de la utilización de la mascarilla en cada empresa queda en manos de la evaluación que hagan los servicios de PRL”, que además, añade la experta, “puede exigir su empleo solo a los trabajadores, y no a los clientes, por ejemplo”. De modo que al ser el Derecho del Trabajo una rama dinámica y cambiante, “que siempre ha sido flexible y ha admitido excepciones, es con lo que nos toca lidiar: la norma nos impide ser más taxativos”.
“Las mascarillas son equipos de protección individual, igual que el casco en la obra, por ejemplo. Las empresas pueden exigir su uso y hay que alegar motivos médicos para negarse”, aclara la experta de Sagardoy Abogados.
Libertad, salvo en tres supuestos
Luis Méndez, director de asuntos laborales de CEIM, asegura que en el ánimo de los servicios de PRL de las empresas está el seguir colaborando, como siempre, con las autoridades sanitarias. De modo que la recomendación de la patronal madrileña es “ceñirse al Real Decreto, que aboga por la libertad individual, excepto en los supuestos contemplados”. A saber: centros sanitarios, residencias y transporte público. “Ponderado la distancia interpersonal, la ventilación y el tipo de contacto, los servicios de prevención pueden exigir o no el uso de las mascarillas”, argumenta Méndez. Quien recuerda que está a disposición de cuantas empresas asociadas necesiten asesoramiento; toda vez que las grandes compañías ya cuentan con su propio servicio de prevención.
“La verdad es que tratar de tener un ahorro en mascarillas, en estos tiempos de pandemia, es bastante lamentable como política de RRHH. Es recomendable un poco de mano izquierda, más allá de lo que diga la normativa”, sugiere el director de asuntos laborales de CEIM.
“Y es que nos encontramos con medidas de precaución que tratan de proteger a posibles personas de riesgo en el entorno, y no tenemos por qué saber quienes son”, apunte con acierto Teresa Moreno, jefa de la U.T. Formación y Sensibilización del IRSST. Quien a la casuística apuntada anteriormente en el debate, añade: “Lo que hacemos fuera del espacio de trabajo ya no compete a la empresa; es decir, que por mucha prevención que exista, está en la mano de cada uno cuidarse en su esfera personal”, concluye esta experta.
Desde el punto de vista puramente de las empresas, en este webinar contamos con las aportaciones de Alfredo Ramos, director de PRL de Rentokil Initial, y Cecilia Coll, responsable de Personas con Valores de Laboratorios Quinton. Ramos advierte de que “para bien o para mal, la mascarilla se ha convertido en una parte más de nuestro vestuario. No se me ocurriría cuestionar que alguien la lleve, aunque no fuese obligatoria”. Todos los expertos coinciden en que prevalece el derecho del trabajador a proteger su salud que el de la empresa a la propia imagen, si se diese el caso de que la organización exigiese quitarse la mascarilla.
Incongruencias y Reales Decretos
Coll, por su parte, y recordando que como empresa tecnológica, “y, por lo tanto, esencial durante estos dos años y medio de pandemia, hemos vivido incongruencias y Reales Decretos dispares que nos han obligado a actuar con sensatez y sentido común, con independencia de la rapidez o lentitud con la que operaban estos”. Esta responsable indica que cada uno de nosotros “está viviendo la pandemia de forma distinta. Por eso no podemos obligar a nadie a quitársela. De ahí que aproximadamente el 40% de las personas en la empresa la siguen llevando”.
Las cuestiones finales, muy prácticas, y enfocadas a la resolución de dudas en el día a día, merecen ver el contenido completo de este webinar: