Si las palabras crean realidades, tenemos más líderes que indios. El concepto de líder se ha perdido en su doble condición de sustantivo y adjetivo y ya no distinguimos que el líder no siempre es un líder. ¿Cuándo lo es? Básicamente, cuando tiene el coraje, la humildad y la confianza para desarrollar otros líderes. Sobre esta idea han pivotado las reflexiones de José María Gasalla, Premio Nacional de Management 2023, y Francisco Hidalgo, CEO de Zinkgular, en el Webinar ORH «Creando equipos estelares. Liderazgo y cultura en la era del talento».
Los atributos que definen el liderazgo no han variado sustancialmente a lo largo de los siglos, pero sí lo ha hecho su ponderación para adaptarse a las circunstancias. Actualmente, la principal dificultad del liderazgo es generar confianza en un entorno de elevada carencia de automotivación. En realidad, “los auto están desaparecidos en combate”: el autodesarrollo, la autocrítica y también el autoliderazgo, y encontrarlos es cosa de otro “auto”, el autoconocimiento. Provocarlo es, precisamente, la clave del liderazgo hoy, según ha explicado José María Gasalla.
El orden de los valores importa porque se trata de a quién pisas cuando tienes que tomar una decisión. Por eso el coraje es un atributo necesario en el liderazgo.
El autoconocimiento no es una mochila ligera y el primero que la carga es el líder. Cuando éste consigue dominar lo que Gasalla llama la “opulencia del ego”, esto es, cuando reconoce sus limitaciones y encuentra su propósito personal de vida y no sólo el profesional, aflora la humildad que le resta peso. Sin ser humilde no se puede liderar porque no se es un ejemplo, un referente que inspira. El liderazgo es eso y se declina en valores como la integridad, el propósito personal, la flexibilidad y la autenticidad. Convertir una isla desierta en vergel es, a juicio de Francisco Hidalgo, la metáfora perfecta del liderazgo que consigue transmitir un propósito inspirador.
Conseguirlo no es sólo cuestión de armarse de valores sino de construir con éstos un modelo ético de referencia que conduzca nuestras decisiones. Hablar de valores y propósito se ha convertido en un habitual para ubicar la gestión del compromiso hasta el punto de que todas las organizaciones comparten los mismos o muy similares sin vivirlos realmente. La ética compartida es la gran olvidada en las declaraciones de intenciones y ambos ponentes han coincidido en afirmar que también está ausente de los programas de formación corporativos, más allá del cumplimiento del compliance normativo. La ética no sólo ubica no que legalmente se puede o no se puede hacer, sino lo que moralmente podemos permitirnos hacer.
Ser líder no es ser el mejor y de ahí el título de la sesión: “no hablamos de estrellas sino de equipos estelares”, distinguió el CEO de Zingular. Las power skills de las que tanto se habla ahora son una responsabilidad y una oportunidad para todos los que integran estas constelaciones en las organizaciones.
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