
Bajo el marco de temático de integración laboral de la discapacidad e impacto en la gestión de recursos humanos, los asistentes –entre los que se encontraban expertos académicos, representantes de entidades sociales y directivos de RRHH de grandes empresas- debatieron en torno a los retos que asumen las empresas a la hora de integrar la diversidad, cómo afrontarlos y las oportunidades que se generan.
La jornada, moderada por Anna Delclos, directora de Fundación Randstad Cataluña y co-directora de la cátedra y el dr. Jordi Planella, catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y co-director de la cátedra, arrancó abordando la importancia de sensibilizar en torno a la discapacidad, normalizarla e impulsar que las empresas empiecen a asumir este cambio de paradigma de inclusión y diversidad desde el compromiso directo.
Otro tema clave en la sesión fue la transformación tecnológica, un nuevo marco social que “discapacita” perfiles y acrecienta la brecha. Esta brecha es aún más acusada entre las personas con discapacidad. La digitalización afectará a más de un 50% de los puestos ocupados actualmente por personas con diversidad funcional. Sin duda, como se mencionó durante la jornada, la formación es clave. Es necesario dotar de las mejores herramientas y conocimientos a las personas con discapacidad, con el objetivo de que puedan adaptarse a este nuevo contexto.
Una reflexión llevó a conocer aspectos muy relevantes a la hora de pasar de la intención a la acción en el terreno empresarial. Así, factores como la consciencia personal motivada por la experiencia, objetivos vinculados con la mejora reputacional o la vinculación de la marca con aspectos sociales, la alta productividad de las personas con discapacidad en los puestos de trabajo, los beneficios económicos o, el caso idóneo, la apuesta real por un compromiso y la asunción de una responsabilidad con el entorno social en el que operan las compañías.
Es en este último cuando se evidencia, de forma más clara, un retorno a nivel de engagement, tanto por parte de las personas con discapacidad que se integran, como por parte del resto de empleados que sienten y valoran el compromiso de su compañía, transformándose en salario emocional para ellos y herramienta de retención y captación del mejor talento con o sin discapacidad.
En este contexto, se destacaron los pasos que las empresas siguen para generar este engagement real. Partir de visibilizar y normalizar la discapacidad, saber enfocarla como una oportunidad de mejora personal y profesional para todos, entender las supercapacidades que tienen y aportan las personas con discapacidad al entorno laboral y, fundamentalmente, poner en marcha una estrategia que permita monitorizar el impacto de la integración, llevarlo a cabo a través de un marco de responsabilidad social y hacer un seguimiento y medición del retorno que genera.