Agotados, enfadados, decepcionados, acuciados por los problemas… las personas podemos atravesar por circunstancias tan adversas como diversos somos cada uno de nosotros. Cuando la adversidad llega, su impacto emocional no distingue entre nuestra vida personal y profesional y condiciona cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Tanto si el trabajo es el detonante de ellas como si lo es una vivencia privada, nuestras ganas se resienten. Ganas de reír, ganas de disfrutar, ganas de trabajar… Renunciamos. Esa es la realidad del quiet quitting, que por su impacto empresarial ha elevado el valor de los programas de bienestar. Hoy conversamos sobre todo ello con Xandra Fernández, directora de Personas y Cultura de Wonest Global.
Las claves de la conversación:
- Llega sin avisar pero su presencia se nota y el primero que la aprecia es el manager. ¿Cómo se pueden identificar las causas de la renuncia silenciosa?
- ¿Cómo se puede definir la calidad de vida en el trabajo?
- La voluntariedad de la cultura del bienestar no es sólo corporativa sino también personal. ¿Cómo empoderar al empleado para que sea consciente de ello?
- ¿Cómo se puede hacer frente a un caso de renuncia silenciosa y con qué herramientas?