La carta de recomendación sigue siendo una de las vías más efectivas y fiables para conocer la opinión del antiguo empleador sobre el profesional en el que estamos interesados. Tanto es así que, según expertos en selección consultados, 6 de cada 10 reclutadores han descartado candidatos por referencias laborales negativas o poco positivas.
Si bien las referencias para la búsqueda de empleo son contactos directos vía telefónica o e-mail en el que el reclutador o futuro empleador contacta con un antiguo responsable o coordinador del candidato, las cartas de presentación son escritos formales entregables en los que se recogen las fortalezas del profesional desempeñando su puesto. La finalidad en ambos casos es la misma, varía el formato. En cualquier caso, si después de una entrevista de trabajo el reclutador solicita referencias o una carta de recomendación es un indicador de que ha ido bien.
En este sentido, los demandantes de empleo deben ser previsores y tener preparadas las referencias cuando asisten a una entrevista, pero dicha información no se incluye en el currículum vitae dado que en esa fase y nunca incluir esta información en el currículum. En general, las cartas de recomendación deben dar respuesta a preguntas tales como la relación que hemos mantenido con la persona que estamos referenciando, sus tareas realizadas, responsabilidades y logros alcanzados, su forma de trabajar, sus capacidades y habilidades para desarrollar su trabajo, entre otras.
“Es recomendable que la carta la redacte y firme un ex jefe, responsable de recursos humanos, supervisor o socio de la organización. Además, es importante que estos contactos sean de trabajos recientes, para demostrar que tenemos capacidad para crear buenos lazos con nuestros anteriores empleadores”, comenta Javier Caparrós, director general internacional de Trabajando.com y HR-Consulting.