En Estados Unidos, el Gobierno de Joe Biden busca la manera de introducir una autoridad de emergencia que requiera que los empleadores de más de 100 personas realicen un seguimiento de las vacunas, o evalúen a su personal semanalmente. Sin duda, esto supone una presión adicional para los responsables de la gestión del talento, especialmente en las organizaciones más grandes. No me cabe la menor duda de que muchos directivos del país se afanan en responder a una pregunta: “pero, ¿cómo hacemos que esto funcione?”. Además, en el caso de las más grandes por número de empleados, deberán ser capaces de hacerlo en apenas unos minutos por cada trabajador para cumplir con los plazos.
El departamento de gestión del talento ha pasado de ser un centro de políticas empresariales y procedimientos, a convertirse en un área estratégica con un impacto aún más directo en el negocio.
Por suerte, en España las tasas de vacunación son mucho mayores, rondando actualmente el 80% del total de nuestra población. Sin embargo, la COVID-19 es un ejemplo de cómo los responsables de RRHH deben estar preparados para disrupciones sin precedentes. La manera de trabajar ha cambiado, ¿cómo podemos amoldarnos a ello?
Con las condiciones cambiantes del coronavirus (tasas de infección crecientes y decrecientes, aparición de vacunas nuevas, surgimiento de diversos brotes, y cierres y reaperturas de oficinas), los departamentos de gestión del talento y recursos humanos han asumido un papel determinante para ayudar a las empresas a atender las necesidades personales y laborales de cada empleado.
La COVID-19 ha acelerado la evolución del departamento de gestión del talento, que ha pasado de ser un centro de políticas empresariales y procedimientos a convertirse en un área estratégica con un impacto aún más directo, si cabe, en el negocio. Una evolución que ha sido impulsada por los datos, que permiten a los responsables de este área desempeñar un papel más amplio y consultivo dentro de sus negocios.
En este contexto, las técnicas de inteligencia empresarial o business intelligence, y analítica de datos en general (en este caso, de RRHH) son fundamentales para asegurar que los datos de los empleados se capturan, tratan, almacenan y comparten en una aplicación o plataforma segura y controlada, evitando potenciales problemas de confidencialidad que pueden suponer un riesgo para el negocio.
Los directivos y responsables en general de la gestión del talento van a enfrentarse continuamente a realidades nuevas y cambiantes. Por ejemplo, ¿cómo se realiza un seguimiento de los empleados que tienen COVID-19 y sus interacciones con otros trabajadores? ¿Cómo se puede seguir cumpliendo con posibles nuevas restricciones gubernamentales de manera eficaz, minimizando el impacto en la productividad?
Los directivos y empleados esperan que los profesionales de RRHH ofrezcan respuestas y planes de acción, al mismo tiempo que aseguran la competitividad y seguridad de los trabajadores. Por suerte, gracias la tecnología y a una base de profesionales más alfabetizados en datos –es decir, más capaz de trabajar y comunicarse con ellos–, pueden responder mejor a esas preguntas y dar ese apoyo mediante la recopilación de la mayor cantidad posible de información y evidencias para optimizar dichos planes de acción, con el objetivo de abordar cada problema concreto, con soluciones concretas y medibles.
El departamento de recursos humanos necesita las herramientas adecuadas para funcionar correctamente y ser determinante en los planes de una empresa. Al conectar los datos personales de manera segura y los de todas las áreas comerciales que implementan la mayoría de las empresas modernas, se pueden obtener niveles más profundos de conocimiento, incluida la predicción de acciones y resultados de decisiones.
El profesional de RRHH de hoy necesita adoptar el cambio de paradigma impulsado por los datos, para obtener los conocimientos necesarios que le permitan responder al próximo directivo que le pregunte: “Y entonces, ¿cómo hacemos que esto funcione?”.
Rafael Quintana
Director regional de Qlik en España y Portugal
