La escasez de talento se generaliza. Algunos sectores tienen serias dificultades para encontrar determinados perfiles clave para el desarrollo de su actividad. La falta de competitividad del mercado de trabajo provoca además la fuga de talento joven, recién licenciado, que se marcha a trabajar a otros países con la esperanza de conseguir salarios acordes a su cualificación. Si a esta realidad le sumamos el hecho de que la pandemia y la explosión del teletrabajo, como solución laboral al confinamiento, han consolidado la preferencia por el trabajo remoto en un amplio abanico de profesionales, el resultado es la tormenta perfecta. El talento se deslocaliza y España se sitúa en el puesto 20 en el ranking de retribución de talento freelance cualificado.
El Índice Freelance publicado en 2023, situaba a Francia como el país preferido por esta categoría de profesionales para trabajar, seguido por España, Suiza, Chile y Portugal. Los parámetros que toma en consideración este índice, que se realiza anualmente, son: él coste de la vida, el número de espacios de coworking disponibles, la velocidad de la banda ancha, el número de ofertas anuales y el coste de las cuotas de autónomos. Sin embargo, este índice no tiene en cuenta un parámetro clave para la elección de los profesionales: el salario.
Teniendo en cuenta este factor, los datos cambian radicalmente. Bookipi, empresa de software de facturación dirigida a profesionales autónomos, utilizó una plataforma de trabajo independiente para averiguar cuánto cobran en promedio por trabajo los autónomos en 40 países diferentes. Tomaron como referencia una serie de servicios básicos como el diseño de logotipos, la edición de video y la entrada de datos. Para cada servicio en cada país, se recopiló el precio inicial y final, y se calculó un precio promedio global. Tomando como referencia el salario, España se sitúa en el puesto 20 de la tabla, con 187$ por proyecto terminado.
Australia paraíso del salario freelance
Según este estudio, Australia ofrece a los freelancers el salario más alto, con un coste por servicio de 594,56$. El segundo país es la India, donde el precio medio de contratar a un autónomo es de 501$. También es el país que mejor retribuye a los que trabajan con datos, con un precio promedio de 75,92$.
Marruecos ocupa el tercer lugar con una tarifa media de 402,3$. También fueron el segundo país más caro para la edición de video, con un coste promedio de 122,35$.
El cuarto país más caro para contratar a un autónomo es Arabia Saudí, con una tarifa media de 401,64$ y completa el top cinco Turquía, con un coste de 122,35$, por trabajo freelance.
En el otro extremo del ranking se sitúan Argentina, Brasil y Colombia con unos costes por trabajo freelance de entre 72,12$ y 80,84$.
Especialización y experiencia
Según Tim Lee, consejero delegado y fundador de Bookipi, los países con economías sólidas y un elevado nivel de vida tienden a acoger a los autónomos más caros. Aunque esto no sería el caso de la India, segundo país que aparece en la clasificación, los autónomos pueden exigir una tarifa más alta gracias a sus conocimientos especializados y experiencia en sectores como el desarrollo de software, los servicios de TI y el marketing digital. «Los miembros de nuestro equipo proceden de diversos rincones del mundo, -afirma Lee-, sus historias de vida y experiencias contribuyen a la riqueza de nuestro equipo. Trabajar en estrecha colaboración me ha enseñado muchísimo a apreciar las distintas culturas. Por eso nos interesó saber cómo se reflejan estas diferentes experiencias en los costes de los trabajadores autónomos de todo el mundo».
Según datos del Banco Mundial, la pandemia disparó la migración laboral de España hacia otros países y en 2022 el valor del capital humano perdido fue un 40% mayor que en 2019, lo que ha supuesto un impacto en la economía que se estima en 155.000 millones de euros. El estudio de Bookipi revela de partida un interés por analizar el mercado freelance, su alcance y su localización. Y pone sobre la mesa una cuestión de gran importancia para el área de recursos humanos en nuestro país: cómo combinar las restricciones de contratación del mercado laboral, el inflexible marco regulatorio de la subcontratación de empleados por cuenta propia, la penalización fiscal de los nómadas digitales y la necesidad de atraer talento cualificado para no perder competitividad.