A caballo entre la pereza y la tristeza, el síndrome post-vacacional suele ser un mal menor asociado a la vuelta al trabajo. Si en enero la cuesta se ve larga, en septiembre se ve empinada, porque por delante quedan no doce sino cuatro meses para acabar el año cumpliendo objetivos, cerrando contratos, acabando proyectos y, también, apagando fuegos. Sus síntomas habituales varían en función de cada persona y la intensidad con la que los sufren también, pero es importante recordar que un «bajón» no es una depresión. Lo que pasa es que nos cuesta abandonar lo que empezaba a ser un hábito maravilloso, las despreocupaciones, para retomar los que ya lo eran pero más pesarosos, las preocupaciones. En el webinar Webinar ORH «Síndrome post-vacacional y objetivos Q4: cómo fomentar la motivación y el bienestar de los líderes en grandes compañías», Florencia Savignano y Hedy Rodríguez, ambas Clinical Corporate Psychologist en ifeel, analizan los ejercicios, personales y corporativos que pueden ayudar a superarlo pronto y sin recaídas.
La depresión son palabras mayores y aunque digamos que nos deprime la vuelta al trabajo, en realidad, lo que sufrimos es el síndrome post-vacacional, que en sí mismo no es una patología y que puede encuadrarse dentro de los vaivenes anímicos naturales que trae consigo la vida. Y ello es así porque ambas afecciones tienen desencadenantes, síntomas, grados, duraciones y tratamientos muy diferentes. Como recoge la infografía adjunta, el síndrome post-vacacional es una afección pasajera, muy acotada en el tiempo, con motivaciones muy concretas y fácilmente superables desde el autocontrol personal. En cambio, la depresión es una enfermedad de largo recorrido, con orígenes a veces confusos tanto en su línea causal como temporal, que necesita de un tratamiento farmacológico o psicoterapéutico y que puede llegar a comprometer la integridad de la persona que la padece. La actitud no basta para curarse de una depresión, pero sí para superar el trago o el trauma (depende de para quién) de regresar al trabajo.
Lo primero que recomiendan las expertas de ifeel es identificar lo positivo de volver. Y esto reza para todos, también para los jefes como jefes y como personas. ¿Recuperar la relación con los compañeros? ¿Retomar rutinas y horarios? ¿El estímulo intelectual de hacer una tarea que te gusta? Pensar en blanco y no en negro ayuda a visualizar la parte buena de las cosas, a retroalimentar esta visión optimista y a mantener las buenas intenciones de bienestar personal a lo largo del tiempo. ¿Por dónde empezar? Aquí van algunos ejemplos:
- Realiza una caminata ligera o ejercicio de estiramientos de 15-20 minutos antes de comenzar el día laboral que te ayudenb a activar el cuerpo de manera suave. Y si, además, puedes hacer pausas durante la jornada laboral para estirar o te permites aprovechar las llamadas telefónicas para caminar, mejor que mejor.
- Mantén una rutina de descanso reparador, con horarios de sueño razonables que incluyan espaciar la cena del irsde a dormir y no meterse en la cama inmediatamente después de cerrar el ordenador.
- Toma el control de tu agenda haciendo una revisión de las tareas que dejaste pendientes y dividiendo las metas del Q4 en pasos más pequeños que puedas lograr cada semana.
Esto último será de gran ayuda para ayudar a los colaboradores a gestionar su propio bienestar, porque cuanto más clara tenga el, jefe la visión de lo que hay que hacer, más capaz será de trasladársela a los demás repartiendo responsabilidades. Entre las recomendaciones para un aterrizaje equilibrado Florencia Savignano y Hedy Rodríguez proponen:
- Comienza el trimestre con una reunión de bienvenida en la que refuerces la visión global de la empresa y cómo el esfuerzo del equipo en estos últimos meses puede hacer una diferencia crucial.
- Realiza una evaluación individual y grupal para identificar posibles situaciones problemáticas, con una agenda de reuniones individuales con cada miembro para discutir cómo se sienten con respecto a su vuelta, a su carga de trabajo, bienestar y desafíos.
- Fomenta la comunicación escuchando para entender, no para responder, y demuéstralo. Prueba a crear un espacio en las reuniones de equipo para que cada miembro comparta sus preocupaciones o ideas sobre cómo mejorar el trabajo en este período.
- Comparte el «por qué» detrás de cada meta del Q4 y explica cómo el trabajo de cada uno contribuye al éxito del del equipo y del de la empresa.
- Promueve la autonomía empoderando al equipo con decisiones autónomas y dando a cada miembro la responsabilidad de tomar decisiones dentro de su área. Confía en sus fortalezas y capacidades y dales retroalimentación cuando los veas desalineados.
- Reconoce el trabajo realizado para hacer crecer a quien lo logra, ya sean grandes hitos como pequeñas victorias.
- Fomenta el aprendizaje continuo especialmente si algo no sale bien.
- Programa actividades de equipo porque, a pesar de que es un cuatrimestre intenso, relacionarse fuera de las tareas laborales ayuda a generar vínculos de colaboración.
- Crea rituales de equipo estableciendo prácticas simbólicas que refuercen el sentido de pertenencia, como los «check-in» para saber cómo se sienten, la celebración conjunta de los logros, etc.
Puesto que el bienestar es acumulativo, cuando más se fomente en las relaciones entre iguales, superiores y colaboradores, más fácil será acoptar los efectos del el síndrome post-vacacional.