El bienestar es una inversión que hace coherente el propósito hacia adentro

Jaime Rodríguez20 mayo 20226min

Con la que sigue y sigue cayendo, el autor de best-sellers sobre inteligencia emocional Daniel Goleman se pregunta cómo es posible alcanzar un cierto nivel de bienestar mental en un mundo tan plagado de crisis: la climática, que arrastramos desde hace años; la bélica, que amenaza con extenderse, y que conlleva problemas económicos; la sanitaria, que no cesa… Todo ello nos pasa factura –a unos más que a otros, y en especial a las generaciones más jóvenes–, hasta el punto de que no hay día que no se publique alguna encuesta relativa al incremento de los sentimientos de depresión e incluso de las tendencias suicidas. Y claro, el primero en pagarlo es el puesto de trabajo. Pero… ¿y si ayudar a los empleados a conectar con el verdadero valor y propósito de su tarea se muestra sumamente rentable? Veamos cómo.

Este experto en bienestar psicológico laboral asegura que los empleadores podrían estar sacando conclusiones equivocadas de la “Gran Renuncia” acaecida en suelo estadounidense. Y su argumento es que este fenómeno mediático ha llevado a muchas empresas a reconsiderar el agotamiento de sus plantillas y a comenzar a preocuparse por el bienestar. Pero de forma un tanto errónea, al considerar que recurriendo simplemente a contratar algunas sesiones de mindfulness y ofreciendo tiempo libre ilimitado –es decir, considerándolo un coste asumible, en lugar de una inversión rentable–, ya estaba solucionado el problema. Y no estando mal ninguno de las dos, como métodos para reducir determinada suerte de cansancio mental, resulta obvio que no constituyen una solución a largo plazo.

Este experto cita a Christina Maslach, psicóloga de la Universidad de California en Berkeley, como autora de algunas de las primeras investigaciones sobre el agotamiento laboral. Según ella, este aparece cuando el cansancio emocional, la despersonalización y una sensación menguada de logro personal se presentan de modo simultáneo.

O dicho de otro modo, el agotamiento del empleado es resultado de su sobrecarga de trabajo, su subestimación como profesional, y su desconexión de esa sensación imprescindible para cualquier profesional de que su labor es importante.

Propósito, compromiso, valores…

Y para resaltar ese enfoque equivocado, de considerarlo gasto, en lugar de inversión, Goleman trae a colación un estudio de Great Place to Work y la Universidad Johns Hopkins, que analizaba el bienestar de más de 14.000 empleados de 37 países. Sus conclusiones eran inequívocas: más allá de diferencias entre personas, lugares y culturas, ciertos factores como el apoyo personal, un sentido de propósito y relaciones significativas marcan las mayores diferencias en lo que a salud y felicidad de los empleados se refiere. De donde se deduce que, invertir en ello, va a incrementar, sí o sí, el rendimiento y la productividad.

De modo que este podría ser uno de los mayores regalos de la llamada “Gran Renuncia”: la actualidad que ha provocado en torno al propósito, el compromiso y los valores organizacionales. Sorprendidos de que tantos trabajadores estuvieran dispuestos a sacrificar la estabilidad financiera por un trabajo más satisfactorio, muchas empresas se han visto obligadas a preguntarse qué pueden hacer mejor. Sobre todo cuando después se ha sabido que la mayoría de los que dejaron sus trabajos no se arrepienten de haberlo hecho.

Solo 1 de cada 5 empleados que renunciaron a su puesto en los últimos dos años tomaría una decisión diferente hoy. Una mejor calidad de vida ha dejado a la mayoría sin ningún deseo de hacer retroceder el reloj en lo que a su decisión se refiere. Incluso reconocen estar “emocionados” con el cambio que ha dado su vida.

Testimonios que lo dicen todo

La importancia que la mayoría concede al bienestar psicológico queda de manifiesto al escuchar sus opiniones. “Puede que gane la mitad, pero me siento como doble de persona”, “adelantar mi jubilación ha acabado con el equivalente a un año de mi pensión, pero todavía no me arrepiento: la mejora en mi felicidad personal no tiene precio”…

Estos testimonios ilustran algo importante: el dinero no asegura el compromiso ni la retención del verdadero talento. Según Great Place to Work, los empleados que experimentan altos niveles de bienestar en su puesto laboral, no solo trabajan más a gusto –y, por tanto, mejor–, sino que tienen tres veces más probabilidades de quedarse.

De modo que para aquellas empresas sepan entenderlo, el propósito se vuelve un valor añadido fundamental. Después de todo, las personas que dicen que están “viviendo su propósito” demuestran niveles de bienestar cinco veces más altos que aquellos que están porque no tienen un sitio mejor donde irse.

Fuente: Korn Ferry

Imagen: 123RF


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