por Beatriz Santos, gerente comercial de Servicios de Workplace de ISS España.
Pasados los momentos más duros de la pandemia, la tendencia más generalizada es que las empresas apuestan por recuperar, en mayor o menor proporción, el trabajo presencial en las oficinas, al considerar la interacción interpersonal de gran importancia. Sin embargo, esta tendencia parece entrar en conflicto con una parte de los empleados, y es que el trabajo de forma remota ha traído consigo aspectos muy positivos en materia de conciliación laboral y familiar, sin observarse fuertes impactos negativos en los niveles de productividad.
Conscientes de nuestra responsabilidad en que este regreso a las oficinas sea lo más amable posible, en ISS apostamos por una visión y una definición personalizada de workplace experience, que responda a las necesidades de cada compañía y de las personas que forman parte de ella.
Nuevas experiencias de los entornos en las que los espacios de trabajo sean no solo funcionales, sino también acogedores para el empleado, de modo que pueda sentirse como en casa.
Y aquí es donde entra en escena otro de los grandes debates que la crisis sanitaria ha traído consigo: el bienestar emocional. El cuidado de la salud mental de las personas, especialmente trastocada por las sacudidas de la Covid, se ha vuelto una cuestión todavía más indispensable que en tiempos prepandemia. Según datos publicados en la revista científica The Lancet, se calcula que durante la pandemia los trastornos de salud mental incrementaron un 25%. Unas cifras que no hacen más que poner de relieve la importancia de la cura del bienestar emocional, tanto dentro del hogar como en el trabajo.
La voz de las personas, en primer lugar
Un primer punto de partida para cambiar nuestra relación con los espacios de trabajo tradicionales, y dejar de verlos como fríos y hostiles, es conocer qué piensan y sienten aquellos que hacen uso de ellos: los empleados. Podemos tener la mejor de las oficinas. Sin embargo, si no involucramos directamente a las personas que utilizarán este espacio en su día a día, en aras de saber qué necesidades tienen y cómo el diseño de ese entorno laboral puede satisfacerlas, nunca será el mejor lugar donde trabajar. La base, por tanto, será propiciar este proceso de cocreación, fundado en las voces de los trabajadores y sus preferencias.
No obstante, en ISS consideramos que, para promover ese bienestar en el ámbito de los entornos de trabajo, el proceso no puede ceñirse meramente al codiseño. Este proceso arquitectónico deberá ir acompañado necesariamente de servicios de workplace experience posteriores a la transformación espacial para dar continuidad al proceso, fomentando la sensación de comunidad, la conexión con los valores de la compañía y aumentando la satisfacción de los empleados y empleadas dentro de los espacios laborales, en sintonía con las nuevas formas de trabajar, cada vez más híbridas y flexibles.
Canalizar y priorizar
Ahora bien, ¿cómo canalizar toda la información? ¿Cómo reunir todas las voces, y cómo escoger entre lo más importante y común en todas ellas? El reto no se antoja fácil, ya que cada compañía está formada por múltiples y variados departamentos, con su idiosincrasia y necesidades específicas. Y, además, dentro de cada departamento, cada persona tiene sus preferencias y prioridades.
Nosotros utilizamos diferentes herramientas que nos ayudan a gestionar los procesos de workplace siguiendo una metodología clara, estructurada y precisa. Es relevante la combinación de herramientas de toma de datos subjetivos con otros objetivos, para alcanzar conclusiones de interés y desenmascarar los motivos de las posibles percepciones de los usuarios.
En el campo de las subjetivas, destacaríamos las encuestas y los talleres, o focus groups, que permiten que diferentes personas que forman parte de la compañía puedan expresar sus necesidades e inquietudes, así como proponer nuevas ideas. Por otro lado, en cuanto a las objetivas, una herramienta que ha resultado ser especialmente útil para la recolección de información ha sido el estudio de ocupación y uso del espacio.
Un futuro más humano
Es indudable que la emergencia sanitaria ha cambiado muchas de nuestras ideas, y ha hecho que otras hayan salido a la palestra para someterse a debate. Probablemente hace unos cuantos meses nadie se imaginaba que el trabajo en remoto se convertiría en norma. Sin embargo, el 80% de las compañías no tuvo más remedio que implantarlo durante el confinamiento, con el objetivo de que su actividad no se viera interrumpida.
Han aparecido cambios y nuevos planteamientos, algunos de los cuales adoptaremos y otros probablemente sean solo circunstanciales.
Parece evidente que debemos aprovechar la ocasión para sumar aprendizajes, detectar nuevas oportunidades, y ordenar prioridades para fomentar una mejor calidad de vida, tanto en la esfera personal como en el entorno laboral. La humanización de los entornos de trabajo y de otros espacios aparece, por tanto, como uno de los temas prioritarios.
Nosotros hace mucho que trabajamos en esta dirección, convencidos de que es el camino a seguir para impulsar nuevas formas de hacer que impacten directamente en la comodidad y el bienestar de las personas, y que las coloque siempre donde deben estar: en el centro.
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