El verdadero poder de los incentivos

Maite Sáenz16 marzo 20144min

Pedro Gómez Acebo.
Director de Producción de 5Razones.

 

Autor: Sam Glucksberg, 2008.

Se trata de un economista de la Universidad de Princeton, que ha dado continuidad a varios experimentos reconocidos como es el caso del “problema de la vela”, nombre que se le asignó a uno de los experimentos más renombrados del psicólogo Karl Duncker realizado ya hace casi 70 años. Glucksberg incorpora recompensas a los mejores desempeños.

el poder de los incentivos
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El experimento en el que se apoya es el conocido como “experimento de la vela”, que es muy simple. Se le da a la persona varios elementos y una consigna. Los elementos son una caja con chinchetas, fósforos y una vela. La consigna es “fijar la vela en la pared de forma que se evite que se escurra cera hacia la mesa que está abajo”. Luego de explicitado el problema, se les toma el tiempo que demoran en encontrar la solución al problema. La variable que introdujo Sam Gluksberg fue la recompensa económica. A uno de los grupos se le notificaba simplemente el objetivo de solucionar el enigma “lo antes posible”, mientras que al segundo grupo se le indicaba la posibilidad de recompensa si estaban entre el 25% de los grupos más rápidos, además de un premio añadido para el caso de ser el grupo más rápido de todos. También realizó el experimento modificando la prueba de la vela, facilitándola para hacer la solución mucho más evidente.

RESULTADOS OBTENIDOS

El grupo que tenía fijada la recompensa económica demoró en promedio 3 minutos y medio más que el grupo sin recompensa. En 8 de cada 9 casos el aumento de incentivos dirigió a un peor rendimiento.

Los bonos generan mejora de performance solo cuando se necesitan habilidades mecánicas. Pero cuando son necesarias herramientas cognitivas rudimentarias, la recompensa económica asociada a resultados empeora el rendimiento. En otras palabras, a tareas más simples, más rutinarias, mayor eficiencia de los premios monetarios.

CONCLUSIONES

La recompensa económica agrega presión. La presión reduce el foco de atención de quien la recibe y, por tanto, distorsiona negativamente la capacidad de resolver problemas en forma creativa. Cuanto más creativa deba ser la tarea a realizar, más negativo es el impacto de los incentivos económicos. Este resultado realmente pone en tela de juicio la estrategia que en ocasiones han seguido algunas organizaciones, incentivando económicamente a aquellos que deben enfrentar situaciones más complejas y de cuya creatividad depende nuestro éxito estratégico.

Las organizaciones deben dirigir mayor esfuerzo hacia la formación, hacia la identificación de criterios claros de actuación de los profesionales. En definitiva, dotar de criterio a quien no lo tiene. Alguien que sabe lo que tiene que hacer, alguien que hace bien lo que tiene que hacer, es alguien que facilita la obtención de resultados. Alguien que hace, hace bien y con resultados es alguien con una implicación que se dispara.


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