El otro día leí una frase de estas atribuidas a un Premio Nobel. O a un gran estadista. O a un proverbio hindú, vete tú a saber. Básicamente dice que no pongas en tu vida quien siempre aporta un problema para cada situación. Y, aunque parezca una exageración, los hay. A la hora de abordar un tema concreto, las circunstancias lo pueden haber llevado hasta un punto complicado. Poniendo la solución encima de la mesa, te encuentras con personas que se las arreglan en poner más foco en por qué se ha llegado ahí que en tomar el toro por los cuernos y solucionarlo. Actuar. Complicado para estos entes. Generan un desgaste inverosímil en reproches y requeteproches. Eso sí, desde la inactividad. Y desde el sentimiento de ofensa.
Creo que es cuestión de ritmo. No dejar que la flacidez se adueñe de tu voluntad. Mantener el motor a un número de revoluciones mínimo. Ya lo dice la termodinámica, la disminución de la temperatura aboca a una paulatina pérdida de movilidad de las moléculas. El siguiente paso lo da la medicina y te habla de anquilosamiento. Bien está no ir como loco habitualmente. No tan bien, culpar a los demás y al mundo en general de tu falta de reprís. Espabila un poco y mueve tu cucu.
Feliz fin de semana a todas, todos.
Francisco J. Fernández Ferreras.