Son un 57% los empleados españoles que reconocen carecer de un bienestar laboral adecuado y el 31% soportar una carga excesiva. De esta realidad parte un trastorno del que se empieza a hablar en las empresas, la sisifemia. Se puede prevenir con medidas que ayuden a profesionales y empresa a mantener una comunicación fluida, gestionar de forma adecuada el tiempo, medir las expectativas y favorecer la autonomía.
Salud y bienestar son un foco prioritario en la cultura de las empresas que, especialmente tras la pandemia, están poniendo un gran hincapié en la parte mental y emocional. Uno de los trastornos más novedosos de los que se empieza a hablar es la sisifemia. Su nombre deriva del mito griego de Sísifo y de su condena a ser incansable y afecta a empleados perfeccionistas y cumplidores que asumen de forma continua un nivel de exigencia excesivo, tanto autoimpuesto como real.
Según el estudio de Cigna Healthcare “360-Vitality”, más de la mitad (57%) de los empleados en España asegura que no dispone de un bienestar laboral adecuado y el 31% reconoce sentirse estresado debido a una carga de trabajo excesiva.
¿Cuáles son las implicaciones para la salud que puede generar esta situación?
Las personas que acumulan mucho estrés por estar asumiendo una alta carga de trabajo y unos objetivos diarios inalcanzables corren el riesgo de terminar con una sensación de que, a pesar de su máximo rendimiento, no pueden con sus labores y entran en una escalada de alargar jornadas sin fin. La deriva física finaliza en cuadros de ansiedad, depresión, trastornos del sueño, sensación de angustia, obsesión por el trabajo o aislamiento social, entre otras.
La compañía propone cinco estrategias para evitar que este trastorno impacte en la salud de los empleados:
- Prevención. Como una parte importante de la cultura corporativa. Las empresas pueden incluir en sus programas de salud mental servicios de asesoramiento, apoyo emocional, sesiones de mindfulness o yoga y, por supuesto, la promoción de un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal para ayudar a mejorar la satisfacción laboral y reducir el estrés.
- Expectativas realistas. Las organizaciones tienen que asumir la responsabilidad de comunicar claramente los objetivos del trabajo, evaluar y ajustar regularmente estas expectativas, establecer metas alcanzables y promover una cultura de apoyo y colaboración en el lugar de trabajo. De manera que los empleados comprendan claramente cuáles son sus responsabilidades y qué se espera de ellos, evitando presión innecesaria. En este plano cobra un especial protagonismo mantener una comunicación abierta y transparente con los empleados, ya que les hace sentirse valorados y parte de la organización. Esto implica escuchar sus preocupaciones, proporcionar retroalimentación regular y mantenerlos informados sobre los objetivos y cambios en la empresa.
- Regla de las 3 R: Reconocimiento, recompensa y retroalimentación. Reconocer el trabajo duro y los logros de los empleados es esencial para mantener su motivación y compromiso. En este sentido, es fundamental valorar el trabajo realizado más allá de los objetivos alcanzados para crear un ambiente laboral de seguridad, donde los empleados se sientan apoyados incluso si cometen un error, buscando crear una cultura empresarial que valore el bienestar y el aprendizaje por encima de la hiperproductividad y el perfeccionismo. Para ello, se pueden facilitar programas de reconocimiento, retroalimentación positiva y oportunidades de desarrollo profesional. Todo ello puede ayudar a prevenir el agotamiento y promover la retención del talento.
- Gestión eficaz del tiempo. Una parte de las herramientas que proporcione la empresa puede ir dirigida a este aspecto: los programas de capacitación en gestión del tiempo (que incluyan técnicas de organización, métodos de planificación y estrategias para aumentar la productividad, entre otras) pueden ayudar a los empleados a identificar sus prioridades, planificar sus tareas de manera eficiente y evitar la procrastinación. Además, actualmente existen numerosas aplicaciones diseñadas para ayudar en la gestión del tiempo y la productividad.
- Favorecer la autonomía y flexibilidad. Permitir a los empleados tener cierto grado de autonomía y control en la planificación de su trabajo y ofrecer opciones de flexibilidad en cuanto a horarios y lugar de trabajo, ayuda a reducir la sensación de estar atrapado en una rutina interminable. Además, se puede ofrecer la rotación de tareas para que los empleados participen en distintos proyectos y tareas.