En la salud, sí… y en la enfermedad, ¿qué?
Aunque el bienestar y la salud se han situado como una prioridad en la estrategia de gestión de personas, ¿qué sucede cuando ésta falta y aparece la enfermedad, y en concreto, la enfermedad crónica? Pues que las organizaciones se enfrentan a una gran asignatura pendiente. Y es que si bien son múltiples los programas y las políticas a través de las que se fomenta la vida sana y se promueve el cuidado de la salud -física y mental-, cuesta encontrar una gestión activa para proteger y acompañar a las personas que sufren una enfermedad crónica y que según las estadísticas, son una de cada tres personas de entre 16 y 64 años (población activa) en Europa.
“La enfermedad crónica es invisible dentro de la organización”. Así lo aseguró Sonia Jadraque, socia fundadora de IM-PACIENTE, empresa social que se enfoca en visibilizar, acompañar e incluir a empleados con enfermedades crónicas e incapacitantes, durante su intervención en el IX encuentro de la Red Conectados de Aon para Directores de Recursos Humanos, en el que se abordó cómo proteger a las personas ante la adversidad.
Sonia Jadraque basó su exposición en su doble condición de enferma crónica y de directora de personas y desde ella defendió la necesidad de hablar de la enfermedad crónica en las organizaciones: “Tenemos que quitarnos el prejuicio de hablar de ella porque está presente en nuestras compañías, y más que lo va a estar porque las estadísticas son terribles”. Y sobre todo, apoyó su abordaje de una manera estructurada y proactiva, porque como explicó: “Tenemos toda la buena voluntad en nuestras organizaciones y actuamos con el corazón, pero lo más habitual es que se gestione desde la improvisación y la reacción. Se suelen tomar decisiones rápidas, sin meditar, se intenta ofrecer una respuesta personalizada pero no estructurada, muchas veces la responsabilidad recae en el manager al que no se ha preparado para ello…”. Es por ello que abogó por la gestión a partir de un plan de acción y un equipo formado para evitar que el resultado siempre dependa del acierto personal.
Sonia Jadraque estuvo acompañada de Ángela García, directora de RRHH de Arrow, quien defendió la misma línea de actuación: “Gestionar la enfermedad es un gran reto porque no se habla de enfermedad en las empresas. Se hace a nivel privado, pero no a nivel corporativo. Y está muy bien que podamos ir a nuestro jefe y contarle que tenemos una enfermedad y que nos facilite un poco la vida, pero hace falta algo más. La enfermedad no es un asunto privado; las empresas también estamos implicadas, somos responsables y tenemos que empezar a trabajar y a mejorar cómo la abordamos”.
Juntas explicaron cómo abordaron en Arrow la gestión de la enfermedad crónica a partir del caso de Sonia, porque como recordó Ángela: «Abordar la enfermedad no es un ejercicio de buenísimo, es una necesidad que es buena también para la empresa”. Así repasaron, en primer lugar, el valor para la organización de hacerlo:
- Reduce las ausencias y las bajas: menor pérdida de días de trabajo.
- Cambia el absentismo presencial por el compromiso.
- Se obtiene una ventaja competitiva a través de un impulso en la productividad.
- Fideliza y atrae el mejor talento cualificado y más exigente en valores que es el que interesa atraer.
- Evita los costes por despido y por contratación y capacitación.
- Genera una imagen responsable interna y externamente con un colectivo que está tipificado como en riesgo de exclusión.
Claves para gestionar la enfermedad crónica en la organización
Además de los protocolos, planes de acción y servicios que se pueden ofrecer a los empleados, señalaron algunos de los aspectos más críticos de la gestión de la enfermedad crónica:
Flexibilidad: “Cada persona tiene unas necesidades y requiere que se le brinde un soporte individual, no estandarizado. En nuestro caso, lo que hemos buscado, más que un programa cerrado, ha sido diseñar un marco de trabajo y acompañamiento donde cada persona, en función de sus necesidades, se sintiera apoyada y ayudada.
Confianza: “Muchas personas en esta situación sufren el miedo a perder su trabajo; otras no lo cuentan por temor a sentirse estigmatizadas o porque no quieren dar pena…. Es fundamental generar un espacio de confianza donde cada empleado pueda levantar la mano, hablar de su enfermedad, compartir lo que necesita y que la compañía pueda brindarle ayuda. Esto es un tema de cultura”.
Compromiso Alta Dirección: “Hay que convencerles de que este acompañamiento no es algo cuantitativo, no se trata solo de ofrecer servicios tales como seguro médico, seguro de vida, etc. sino de algo más bien cualitativo y que no se puede encasillar en un programa X ni en un presupuesto Y”.
Cocreación: “En nuestro caso, una vez teníamos escrito lo que íbamos a poner en marcha, lo compartimos con un grupo de empleados que estaban en procesos similares. Les preguntamos si eso que nosotros habíamos pensado que era lo que necesitaban cubriría realmente sus necesidades y nos apoyamos en ellos. Hacerles partícipes de este proyecto ha sido algo muy valorado. Hoy son nuestros grandes embajadores, muchos casos les llegan directamente a ellos”.
Formación managers: “Los managers tienen un papel importante porque la enfermedad tiene un impacto directo en el equipo y porque, al final, son los que realmente van a hacer ese acompañamiento dentro de la organización”.
Sensibilización de toda la plantilla: “No fue fácil hablar de enfermedad y vulnerabilidad, concienciar a todos, pero era necesario cambiar la mirada y quitar esos sesgos y prejuicios que acompañan a la enfermedad. Esto no es un tema de recursos humanos, es un tema de toda la organización, porque no hay nada más transversal en la organización que la enfermedad”.
El IX encuentro de la Red Conectados de Aon para Directores de Recursos Humanos estuvo conducido por Alberto Gil, Executive Director Health Solutions Aon, quien reconoció que aunque no es fácil hablar de enfermedad, es necesario que las organizaciones creen un entorno de trabajo que apoye y cuide a sus empleados en todo momento:
Una organización debería estar preparada para brindar a sus personas apoyo y recursos en momentos de adversidad, en los que se enfrentarán a una serie de dificultades, ya sea desde el punto de vista emocional, físico o social. El objetivo es ayudarles a superar los desafíos que enfrenten, demostrando empatía y comprensión, y reconociendo que cada persona se enfrenta de una manera diferente a sus propias batallas. En esencia, se trata de crear un entorno donde todos puedan recuperarse y crecer, a pesar de las circunstancias difíciles».