Por qué nos sentimos tan cansados en las reuniones virtuales (no son imaginaciones tuyas)

Maite Sáenz12 febrero 20259min
Por Ana Valera, experta en people analytics y colaboradora de ORH.- Te cuento una situación, a ver si te suena: 8.00 AM de la mañana. Miro mi agenda. Cuento 6 reuniones por videollamada en total para este día. Resoplo. La mayoría de ellas son seguidas, sin tiempo siquiera para ir al baño o comer, o mirar al infinito y practicar mindfulness. Mirando esa agenda me pregunto en qué momento voy a “trabajar”. Llega un punto en que, cuando mis hijos me preguntan qué hago en mi trabajo, les respondo: reunirme. Pero es que, además, llega el final de mi jornada ¡y me siento agotada! ¡Pero si “solo” me he reunido!

 

¿Te sientes identificado? Pues no estás solo. Este fenómeno ya está investigando. Se llama «fatiga de Zoom», afecta a profesionales en todo el mundo y está generando un impacto real en la productividad y el bienestar laboral.

La fatiga de Zoom: impacto a nivel cognitivo y social

Desde la pandemia, las reuniones virtuales han pasado de ser una excepción para convertirse en la norma en muchas organizaciones. Y no es exclusivo del teletrabajo. No es extraño ver a las personas en su espacio físico de trabajo, reunidas virtualmente con compañeros que están ese día en su casa, o en otro espacio de trabajo de la organización (¡a veces en el mismo edificio!).

 

Es obvio el beneficio que nos han aportado las plataformas como Zoom, Microsoft Teams o Google Meets. Sin embargo, comienzan a publicarse estudios que indican que este nuevo entorno de trabajo puede estar afectando nuestro bienestar.

 

 

La fatiga de Zoom se define como “una sensación de agotamiento relacionada con las videoconferencias en particular, independientemente de la plataforma o el dispositivo de videoconferencia utilizado” (Fauville et al., 2021, citado en Quiroz et al., 2023). Los investigadores liderados por Queiroz sostienen en su artículo que la sobrecarga cognitiva en videollamadas es significativamente mayor que en interacciones presenciales. Esta sobrecarga se produce por, entre otros motivos, la necesidad de producir constantemente señales no verbales (como expresiones faciales, postura corporal y contacto visual) para demostrar que están atentas en una videoconferencia​, y la dificultad extra que supone en estas plataformas la observación del lenguaje no verbal de los demás (especialmente si hay interferencias de audio, problemas de conexión…).

En este mismo estudio analizaron el impacto de la fatiga de Zoom en la conexión social en una muestra de cerca de 4.000 personas: Los participantes que pasaban más tiempo en videoconferencias reportaban sentirse menos conectados socialmente, y este efecto se encontraba en mayor medida en las reuniones largas y con muchos asistentes.

 

Efectos en la autoimagen

Los mismos autores también identificaron que la fatiga de Zoom tiene un impacto desproporcionado en ciertos grupos, como las mujeres, quienes reportan una mayor presión para mantener una autoimagen positiva en pantalla.

Más recientemente, un artículo publicado en Plos One (Lim et al., 2025), encontraba que la fatiga de Zoom está estrechamente relacionada con la insatisfacción con la propia imagen durante las videollamadas. Además, este estudio subraya que el uso excesivo de herramientas de gestión de impresión, como filtros y retoques digitales, puede aumentar la sensación de disonancia entre la autoimagen digital y la real, generando un mayor agotamiento psicológico.

 

Pensemos también en factores físicos

Si nos paramos a pensar, rápidamente nos daremos cuenta todos que estar frente a una cámara durante largos periodos también limita la movilidad, lo que puede contribuir a un mayor cansancio físico. En una reunión presencial cambiamos más fácilmente de postura, ¡incluso levantarnos! y podemos hacer contacto visual con distintos interlocutores sin tener que fijar la mirada en la camarita, no vaya a ser que alguien piense que no estamos atentos.

Llegados a este punto, quizá el lector piense que mi intención es demonizar las videollamadas. ¡Nada de eso! Yo no puedo vivir ya sin ellas. Teletrabajo el 90% del tiempo, me salva la vida. Ahora mismo miro la lluvia caer a través de mi ventana y me alegro infinito de no tener que salir a ninguna reunión presencial. Lo que sí me planteo es qué está en mi mano para reducir mi fatiga.

Aquí van algunas estrategias:

  1. Reducir la duración y frecuencia de las reuniones. Mantener reuniones más breves y en grupos pequeños puede ayudar a reducir el agotamiento. Se recomienda que las videollamadas no superen los 45 minutos y que se evite la «cultura de la reunión constante» cuando un correo electrónico o un mensaje pueden ser suficientes.
  2. Desactivar la vista propia. Para evitar la sobre concentración en nuestra apariencia, una idea puede ser desactivar la vista propia en las videollamadas. Así nos centramos en nuestros interlocutores.
  3. Utilizar fondos neutros o relacionados con la naturaleza. The Guardian (2025) señala que el uso de fondos estáticos, especialmente aquellos con imágenes de la naturaleza, puede tener un efecto calmante y ayudar a mitigar el agotamiento visual.
  4. Utilizar, con moderación, el uso de filtros y retoques digitales en nuestra propia imagen. Esto es controvertido, lo sé. Según PLOS ONE (2025), el uso de filtros y retoques digitales puede ser una solución para quienes sienten ansiedad por su apariencia, pero su abuso también puede llevar a una desconexión con la propia imagen real. Yo confieso que uso el filtro Maybelline de Teams para ponerme un efecto “buena cara”. Es algo así como mi CC Cream digital. Discreta pero suficientemente eficaz para evitar distraerme en la reunión pensando en mis ojeras de oso panda.
  5. Considera comprarte una mesa elevable. La rigidez de las reuniones virtuales puede generar tensión corporal. Con una mesa elevable puedes ponerte de pie y estirarte en mitad de tu reunión virtual.

Como líderes y profesionales de Recursos Humanos, tenemos la responsabilidad de rediseñar las guías y recomendaciones sobre reuniones virtuales, teniendo en cuenta estas nuevas investigaciones, con el objetivo de seguir velando por el bienestar físico, psicológico y social de nuestros colaboradores.

 

Referencias

 


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