Por Maite Sáenz, directora de ORH.- Dicen los CEO’s que su principal preocupación para este 2024 es la gestión del talento: atraerlo y comprometerlo. Y acto seguido reconocen que sus organizaciones no están preparadas para afrontarla. El dardo se lanza muy envenenado porque de los nueve ítems consultados en el estudio de referencia, de LLYC, el del talento es el peor valorado, muy por debajo de otras capacidades organizativas como la resiliencia, el foco en el cliente, la gobernanza, el contexto internacional de desglobalización y la actual situación económica adversa y… ¡el cambio climático! Parece que la burbuja de la sostenibilidad se desinfla cuando los nubarrones amenazan tormenta, y no es la única.
Cuanto más se ahonda en la herida, más “tendencias” se desinflan: la “zanahoria” de los CEO’s para que la marca empleador funcione es reactivar los modelos de trabajo flexible. ¿En serio? ¡Pero si no han pasado ni dos meses desde que otro estudio los matara y ya viene otro que los resucita! En fin… preparémonos para empezar a hablar de las 7 vidas de la flexibilidad gatuna a conveniencia del personal.
Los paradigmas mutantes continúan con otro woke, la DEI, porque para quienes deciden qué es prioritario y qué no el desarrollar políticas de diversidad e inclusión es su último pensamiento de entre los siete ítems consultados: la flexibilidad, la comunicación interna, el trabajo híbrido, las estructuras horizontales, las actividades presenciales de networking y la diversidad. Y son las últimas del pelotón con la coletilla “como clave para la rentabilidad”.
Leyendo entre líneas el estudio, veo que los CEO’s también caen en sus propias contradicciones porque, ¿de quién dependen los presupuestos corporativos, incluidos los de RR.HH.? Pues eso. Al upskilling-reskilling de competencias internas les dan el tercer puesto en sus prioridades, pero algo debe fallar cuando, en el 64% de las empresas, sólo se están implementado “algo” o “nada”. Menos mal que no se vuelven a llenar la boca de sostenibilidad, como hemos visto al principio, porque la gestión del talento es el primer barómetro que la desmiente.
Muchos se congratulan por el hecho de que los CEO’s le presten atención a la gestión del talento. En ese caso, espero que ya estén haciendo cola para pedirles el presupuesto que siempre les regatean. Y luego hay otros, los más realistas, que seguirán haciendo su trabajo contra viento, contra mareas y contra tendencias. Elijan bien su rosa de los vientos para mantener el norte porque la marejada ahí fuera está virando a tempestad.
