Paula Mármol consultora de BTS

La gestión de las emociones en el entorno laboral

Paula Mármol consultora de BTS
Redacción19 junio 20186min
gestion de las emociones
Paula Mármol, consultora de BTS.

Que nuestra vida personal y profesional están cada vez más integradas, no es ninguna novedad. La saturación competitiva en casi todos los mercados, con la aparente extinción de los llamados Blue Oceans, parece demandarnos constantemente un mayor compromiso de tiempo y esfuerzo.

Es por eso por lo que hemos pasado a trabajar en entornos laborales en los que las relaciones entre compañeros de equipo, o del mismo individuo con el entorno, se ven sometidas a presiones adicionales, derivadas no sólo de la carga de trabajo y la extensión de la jornada laboral, sino de esa convivencia social más intensa que conlleva muchas veces situaciones de estrés y que, incluso, afecta negativamente a la lectura que hacemos de la realidad que nos rodea.

Como respuesta a esta tendencia, los planes de formación corporativa están incluyendo contenidos con un foco más emocional que las tradicionales competencias puramente profesionales e incorporan, desde experiencias que apoyan de forma lúdica la creación del sentimiento de equipo, hasta programas sobre mindfulness. Todas estas iniciativas, en resumen, tratan de entrenar nuestra respuesta a aquello que nos ocurre a través de la gestión de las emociones. Un ejemplo es el seminario Search Inside Yourself de Google, que fomenta la búsqueda de un estado de paz mental que permita la abstracción de las distracciones e influencias negativas del entorno, con el objetivo de desarrollar líderes capaces de concentrarse bajo presión, fomentar su creatividad y mejorar la comunicación en equipo.

¿Es esto realmente necesario?, ¿tiene realmente sentido invertir en el desarrollo emocional en entornos profesionales? Multitud de estudios parecen probar que efectivamente existe una correlación entre la capacidad de gestión emocional y el desempeño laboral.

Paula Mármol, consultora de BTS.

Uno de los más recientes es “Leadership: The Power of Emotional Intelligence”, trabajo de Daniel Goleman, quien acuñó el término de Inteligencia Emocional, en el que el autor no sólo explica la influencia de una mente mejor trabajada emocionalmente sobre la obtención de resultados laborales, sino que aboga por la inclusión de este tipo de formación tanto en el ámbito profesional como en el académico.

Entendiendo esta correspondencia, es interesante destacar el entrenamiento que tenemos que hacer para no acabar ahondando en el lado negativo de las cosas, de lo que nos ocurre. Este discurso, del que nos puede parecer que se ha abusado últimamente (ese recordatorio constante de que “hay que ser feliz”, de que “hoy puede ser un gran día”, etc.), tiene un impacto mucho mayor del que podamos imaginar en la forma en la que nos desarrollamos y funcionamos en nuestro entorno laboral.

La clave parece estar en el control de nuestra respuesta a las “incomodidades del entorno”: aquellas generadas por el carácter volátil y en constante cambio de los nuevos escenarios competitivos (los ya famosos VUCA: volatilidad (volatility), incertidumbre (uncertainty), complejidad (complexity) y ambigüedad (ambiguity).

Conscientes de la repercusión de la gestión emocional para las organizaciones, actualmente se trabaja esa respuesta partiendo de la base de que efectivamente estos entornos generan desafíos: afrontar los cambios continuos y la certeza de tener que reaprender constantemente sobre cómo hacemos nuestras tareas del día a día, no siempre es fácil, y no ganamos nada con negarlo. Muchas veces se nos presentan dificultades, retos y parece inevitable percibirlos como algo negativo, aunque seamos conscientes de los beneficios que suponen.

Este es un proceso natural que tiene su explicación en cómo nuestra mente procesa y retiene la información negativa y positiva. En su Ted Talk “Getting stuck in the negatives (and how to get unstuck)”, Alison Ledgerwood demuestra cómo la tendencia natural del ser humano es la de hacer una lectura desfavorable del entorno, y cómo esta percepción pesa más que una positiva, manteniendo su influencia sobre cómo nos sentimos respecto a un hecho concreto de forma más intensa y duradera.

Pero podemos influir y modificar esta tendencia natural a través de una mentalidad positiva. Esta se basa en enfocar cualquier cambio, cualquier nueva idea, buscando su sentido, su razón de ser y considerando que nuestro papel para llevarlo a cabo es relevante y necesario.

Esta mentalidad positiva – los comportamientos que requiere y cómo estos se relacionan con la realidad de nuestra empresa –, las herramientas que podemos utilizar para conocernos mejor (Autoconocimiento) y para gestionar cómo procesamos la información y reaccionamos a ella (Autogestión), se puede adquirir y aprender.

El impulso de los cambios culturales necesarios para acelerar la transformación estratégica de los negocios, requiere poner el foco en las personas, también en mejorar su capacidad de gestión de sus emociones.

2 Comentarios

  • Liliana Ríos

    8 julio 2018 at 06:23

    Interesante artículo, quisiera conocer estrategias para trabajar ésta inteligencia emocional con los empleados….

  • Liliana Perdomo

    7 agosto 2018 at 15:17

    Gracias por tan interesante artículo. Lo más improntante es que tanto funcionario como líder conozcan técnicas para manejar esas emociones y poder manejarlas de la mejor forma.

Comentarios cerrados


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