Abrirse a nuevas formas de gestión para ganar pleno acceso a los infinitos recursos de la Inteligencia Colectiva es esencial para justificar la evolución de la empresa actual hacia una organización centrada en el conocimiento. Incluir en el radar de iniciativas estratégicas, la inversión en tecnologías sociales para potenciar la satisfacción de los colaboradores, incrementar su productividad y consolidar su compromiso hacia la empresa debería ser un tema de prioritaria consideración en directivos conscientes, del valor que aporta el desarrollo del talento de las personas. Es clave reconocer que el principal vector de la competitividad, es el de la innovación, en particular, cuando esta se enraíza en la cultura organizativa, se despliega en ambientes de colaboración, y es sostenible en el tiempo.
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