El vídeo muestra como no adaptar nuestro discurso a las particularidades de la situación y las necesidades del colectivo al que nos dirigimos puede jugarnos una mala pasada. Perder el gancho de tu audiencia es más fácil que ganarlo y mantenerlo.
Todos nos hemos sentido poco escuchados en alguna ocasión, al igual que nos hemos aburrido y despistado con lo que otros nos estaban contando.
Como se ve en el vídeo, el protagonista muestra una total indiferencia a lo que el colectivo que le escucha le está pidiendo. El resto de personas no comprende qué está diciendo puesto que su comunicación no cuadra ni con el momento ni con el ambiente que le rodea. El lenguaje, el cuerpo y la emoción tienen que ser un trinomio inseparable en la comunicación.
“Nunca rompas el silencio, si no es para mejorarlo”, de Ludwig Van Beethoven.
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