Ni difícil ni para niños mayores: consejos prácticos para que tus hijos aprendan a programar

Maite Sáenz5 agosto 20228min

Por Maite Sáenz, directora de ORH.- A Steve Jobs se le pueden achacar muchos defectos, pero la visión de futuro no está precisamente entre ellos. Sus frases son célebres por lo condensado de las reflexiones que las sustentan y la mayoría tienen una vigencia que ya quisieran alcanzar los fugaces discursos de muchos CEOs actuales. Por ejemplo, «creo que todo el mundo en este país debería aprender a programar una computadora porque te enseña a pensar», es doblemente interesante: porque aprovecha el potencial de aprendizaje de los más pequeños para aprender una competencia técnica y porque les enseña también una actitud perdida, la de pensar. 

A pesar de que en España se han retirado del Bachillerato los estudios de Informática y de que en los ciclos de enseñanza primaria y secundaria, sinceramente, ya me he perdido (va por CC.AA y eso es como el laberinto de la cabeza de Medusa), la realidad sigue su camino inexorable y nos dice que no sólo nos faltan muchos, muchos profesionales STEM (y no sólo mujeres sino hombres también), sino que perdemos mucho quitándolos de nuestros currículos educativos; primero, porque no acelera el despertar de las vocaciones tecnológicas, y segundo, porque aprender programación enseña a pensar y a introducir la lógica de las secuencias de los protocolos de programación en nuestra rutina cotidiana en forma de, por ejemplo, capacidad para solucionar problemas y estructurar pensamientos y acciones.

 

No pensemos por ellos y dejémosles explorar

 

Los prejuicios son nuestros, no suyos. Los niños aprenden con lo más básico, lo menos sofisticado… nos sorprenden quedándose con la caja y no con su contenido. Si les permite meterse en un laberinto, aparecer y desaparecer, crear un mundo propio y disfrutar, el juego se lo inventan. Por eso, hablando de si introducir a nuestros hijos en el mundo del coding ahora o más adelante, empecemos por cuestionar nuestros propios paradigmas:

  • Olvidémonos de nuestros propios prejuicios de adultos sabelotodo. Aprender a programar es un juego más para los niños si se les enseña como un juego. Hay plataformas de muchos tipos pensadas tanto para el ámbito escolar como familiar. Code Combat es una de ellas. Aunque el nombre suene algo bélico, nada más lejos de la realidad. La estética es la típica de un juego de un Mario Bros, con mucho movimiento, sucesión de pantallas con retos a superar y aluvión de monedas como recompensa. Y Minecraft Code Builder es un clásico; el típico juego de bloques que te imbuye en un mundo de aventuras que ha de construir el alumno con reglas muy sencillas y resultados inmediatos. Hay otros muchos más como la ranita CodeBug, Kodable, con actividades incluso para niños a partir de 4 años… Pero no os compliquéis mucho la vida: haced la prueba del algodón con vuestro peques y si se enganchan… ¡habréis acertado!
  • No hay edad mínima para aprender a programar. La mayoría de las plataformas del mercado establecen franjas de entre los 7 y los 16 años pero, en realidad, nuestros peques son verdaderos virtuosos de nuestros móviles y tablets. Os diré que mi hijo pequeño empezó a «bichear» con ordenadores de discos duros de 20 MB y pantallas de rayos catódicos con 3 años y la vocación la adquirió entonces. No fue un buen estudiante, le podía el aburrimiento. Era inquieto por demás, estudiaba para aprobar y sólo destacaba en lo poco que le gustaba; aún hoy me sigo preguntando cómo era posible que al final aprobara todo y sacara adelante el Bachillerato y la EBAU. Tenía un sueño y volcó su esfuerzo en conseguirlo. Las notas académicas mediocres que le acompañaron toda su vida se convirtieron en un curriulum brillante cuando empezó a estudiar programación. Hoy con 21 su sueño se ha hecho realidad: trabaja programando y ya piensa en ampliar sus conocimientos con un master en ciberseguridad. No os cuento su historia para presumir -bueno, un poco sí-, sino sobre todo para animaros a los que miréis a vuestros hijos con cierta desesperación. Aprovechad que no hay quien les quite las pantallas para hacer algo más que entretenerles.

 

El coding; una fuente de aprendizaje para los más pequeños

1. Es divertido, gratificante y favorece su autoestima. No olvidemos que los niños se entusiasman con poco y si lo crean ellos mismos más todavía. Su gran motivador es construir y compartir sus creaciones y aunque el «invento» no les funcione a la primera, no se dan por vencidos a la primera y repiten y repiten antes de que opten por la solución de «destrucción total». Es cuestión de nuestra paciencia convertir sus frustraciones en un círculo positivo que les lleva a experimentar la satisfacción de resolver un problema, y ver cómo su creatividad les permite diseñar una solución, crear un juego o una pequeña pieza del mundo digital que responde a sus instrucciones.

2. Enseña a pensar de forma distinta. Memorizar sigue siendo necesario pero mucho más aprender a pensar para tener criterio propio. Los retos de programación permiten reconocer un problema, abordarlo por partes y con distintas soluciones, para finalmente trabajar una idea y una solución efectiva, a través de un proceso que requiere probar e intentar distintas aproximaciones, además de aprender y mejorar con cada iteración.

3. Mejora las habilidades matemáticas y lógicas (que nos ayudan a tomar mejores decisiones y resolver problemas). Aprender el pensamiento computacional dividiendo tareas complejas en pequeños pasos es la misma base del pensamiento lógico. Permite tener un razonamiento más profundo, capacidad de visualizar conceptos abstractos (que es la base de las temidas y abandonadas matemáticas), y desarrollar habilidades para tomar decisiones de manera asertiva y proponer soluciones (tanto en el presente como en su vida adulta).

4. Ayuda a tener un mejor desempeño académico. Las habilidades mencionadas en el punto anterior tienen un efecto en el corto plazo, ya que los niños que aprenden a programar tienen un mejor desempeño en matemáticas, escritura y materias relacionadas con la creatividad. El coding ayuda a estructurar mejor los razonamientos y eso, en el estudio, es fundamental, ya sea en disciplinas de ciencias, en las que es más evidente, como de letras, donde lo es menos aunque de manera infundada, porque las técnicas de memorización ayudan a avanzar en el storytelling estructurando la información no sólo textual sino también visual.

5. Preparación para las carreras del futuro. El mercado de trabajos digitales está en crecimiento y la demanda de profesionales STEM, puros o en combinación con estudios humanistas, crece sin parar. Saber programar no sólo sirve para desarrollar software, sino también para adquirir las competencias blandas transversales que definen la diferencia entre los  candidatos.

Fuente: Crack The Code México.

 


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