Por fin nos vamos a ver. Muchos viajes, sin parar. Ahora mi amigo está en Madrid. No por mucho tiempo, pero hoy sí. La última vez fue a través de un whatsapp a las doce y pico de la noche del día antes de la cita. «Perdí el vuelo. Podrías la próxima semana?»». Claro. Nos tomamos un batido desoxidante cada uno. Un zumo espesito venido a más. Y nos arrean como si la fruta hubiese volado en primera clase. Entre sorbo y tropezón me cuenta que tenía que pasar. Que ese avión lo tenía que perder. A base de apurar en los horarios y de correr en los aeropuertos, ajustaba cada vez más. Después de haber conseguido entrar en aquel avión a Canadá desde Madrid vía Londres, todo era posible. Siempre habría un taxista clonado de Carlos Sainz. Pues no. Y el fácil. En París.
Rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros, aseguran los brokers. Si vas a límite permanentemente, te la metes. Y no en la curva complicada. Te sales en la recta. ¿Cómo pudo ser? Por dejar hasta ese último minuto para llamar. Por exprimir esa relación hasta más no poder. Por descansar esa hora menos y acabar el trabajo. Recuesta la cabeza, cierra los ojos y siente tu respiración. Sólo un ratito. Pero de vez en cuando. O la próxima vez te harás y harás daño. Y entonces, ni con tres batidos.
Feliz fin de semana a todas, todos.
Francisco J. Fernández Ferreras.