Atrás quedaron los convencionalismos en el mercado de la formación. Las compañías demandan cada vez más una formación abierta que se adapte a las necesidades del trabajador y de la empresa. Adecco Training ha hecho constancia de los nuevos modelos formativos que se perfilan en el panorama empresarial para marcar diferencia y otorgar un valor añadido a las compañías. La formación no convencional surge como respuesta a la dilatada cultura de la formación actual de las empresas. Estas abandonan cada vez más los viejos esquemas y se adaptan a una situación más real en la disyuntiva actual.
Tradicionalmente el empleado era llevado fuera de su entorno de trabajo para realizar la acción formativa concreta. La formación no convencional pretende algo totalmente distinto, que sea el entorno formativo el que entre en el entorno laboral del profesional consiguiendo que la formación se convierta en una tarea más en el desempeño laboral. La formación no convencional apuesta por reducir al máximo las sesiones de aula para así convertirlas en reuniones de trabajo donde los trabajadores puedan intercambiar feedback y utilizar los formatos media-learning como uno de los pilares principales de la acción formativa.
La creatividad, el desarrollo del talento, la innovación y el positivismo son los objetivos que hacen que tanto el trabajador como la empresa crezcan y tengan un desarrollo positivo en el mercado. Por eso mismo son unas metas tan apreciadas obligando a los planes de formación a adaptarse a estas premisas.
Ante todo las empresas buscan la eficiencia de los planes formativos. Trabajando sobre competencias con un reflejo directo sobre el comportamiento del empleado el resultado es mucho más productivo. En el campo de las habilidades directivas, a través de formación no convencional, se pueden potenciar las denominadas soft-skills (competencias blandas) tales como el liderazgo, la gestión de personas, la capacidad de reacción ante problemas, iniciativa y flexibilidad.
En 2012 más del 50% de la inversión en acciones formativas se destinó a habilidades técnicas, formación íntimamente ligada a la cuenta de resultados, lo que confirma la apuesta por la formación como herramienta de productividad y competitividad de las empresas.
