¿Una simple historia de superación o, más bien, un ejemplo de fuerza de voluntad brutal unida a una actitud positiva y orientada al triunfo? El caso de Jennifer Briker no deja indiferente a nadie. Nada más nacer sus padres la abandonaron, una malformación hizo que la pequeña no tuviese piernas.
Una familia de un pequeño pueblo, Illinois, decidió adoptarla y darle su apellido. La educación de Jennifer giró en torno a una única idea: “nunca digas no puedo”. Sus padres adoptivos, Sharon y Gerald, hicieron todo lo posible para que su hija fuese una persona independiente, fuerte y activa.
Jennifer quería ser gimnasta, sí gimnasta. Y lo logró. Comenzó a los 7 años y con el tiempo fue superándose, encontrando su propia técnica y ganando competiciones. Su ejemplo a seguir en este deporte era la gimnasta Dominique Mocenau.
La propia Jennifer no se consideraba una persona discapacitada. Cuando sus amigas le decían que era una persona con una minusvalía ella lo negaba, entonces le decían “pero vas en silla de ruedas”, a lo que ella respondía “es para no ensuciarme”.
Pero la historia de Jennifer no acaba aquí; quería saber cuál era su apellido real. Para su sorpresa era Mocenau. Increíble pero cierto: su ídolo resultó su hermana biológica.
Qué sacamos de este vídeo… Conseguir lo inimaginable no es imposible ¿por qué ponernos límites a nosotros mismos? Jennifer representa “el quiero y lo consigo”, “el tengo una meta y la alcanzo”. Este vídeo demuestra que todos nosotros, sin excepción, tenemos unas habilidades y cualidades innatas a nuestra persona, que nadie puede arrebatarnos, tan solo tenemos que potenciarlas; sobreponernos a los obstáculos y traspasar nuestros propios límites.
“No puedo no debe ser parte de nuestro vocabulario, si te lo propones lo puedes lograr”
Nunca digas no puedo porque sí que puedes.