Teletrabajo: una visión neurocientífica de cómo incrementar la productividad

Olga Quintanilla6 mayo 202416min
remoto
Trabajar en remoto puede resultar cómodo, pero exige algo más que disciplina y motivación para desarrollar las tareas asignadas por la organización. Un factor negativo que puede interferir en la rutina del teletrabajo son las desconexiones, las constantes notificaciones, mensajes, así como distracciones que se producen en el entorno. Pero como en todo, existen soluciones. En este artículo titulado “Driving Remote Work Productivity: A Neuroscientific Approach To Enabling Your Zone Of Genius”, se exponen algunas propuestas para conocer nuestro cerebro en estos entornos y aprovechar la creatividad que todos llevamos dentro.

 

En 2023 se produjo un incremento del 19,4% de personas que desarrollaron su trabajo desde su hogar, ocasionalmente, durante el cuarto trimestre, según apunta el ‘Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo’ de la consultora Adecco. Este porcentaje se traduce en 3,06 millones de personas, pero se sitúa por debajo del récord registrado durante la pandemia que alcanzó los 3,55 millones de trabajadores en el periodo de confinamiento más severo, en el segundo trimestre de 2020.

Esta práctica está extendida de manera híbrida en muchas organizaciones. Sin embargo, tras el paso de la pandemia, todavía existe un alto porcentaje de ellas que han optado por el trabajo presencial, con pocas excepciones de teletrabajo.

No pocas veces se habla de la falta de alineación, escaso rendimiento y distracciones que conlleva el teletrabajo, y la solución pasa por entender cómo funcionan nuestros cerebros y cómo aprovechar los entornos para extraer el máximo provecho a lo que la autora de este artículo, Darcy Marie Mayfield, denomina “Zona de Genio individual”.

En este artículo, publicado en People Managing People, realiza un repaso para conectar la alineación más profunda que fomenta la productividad más eficaz en medio de un entorno repleto de distracciones y ruidos.

 

Zona de Genialidad

Mayfield señala que este concepto lo conoció leyendo el libro de Gay Hendricks, «El Gran Salto». En este libro se describen “cuatro zonas” que son aquellas en las que las personas desarrollan su actividad:

Zona de Incompetencia: Tareas en las que no somos buenos, y que otros pueden hacer mejor.

Zona de Competencia: Tareas que podemos hacer adecuadamente, pero que también pueden hacer muchas otras personas.

Zona de Excelencia: Tareas que hacemos excepcionalmente bien, a menudo por las que somos conocidos o hemos desarrollado una carrera. Sin embargo, trabajar en esta zona puede no llegar a satisfacernos al 100% porque no se aprovechan nuestras fortalezas únicas o pasiones.

Zona de Genialidad: Las actividades para las que estamos especialmente capacitados, que aprovechan nuestros talentos innatos y pasiones. Es donde no solo somos competentes o incluso excelentes, sino que estamos haciendo algo que se siente casi como una vocación. En esta zona, el trabajo no se identifica como trabajo porque estamos tan alineados con lo que estamos haciendo, que nos aporta mucho tanto física como emocional e intelectualmente.

No hay nada que se asocie mejor que estar plenamente comprometido con el trabajo, y si es en remoto, también se puede dar lo mejor de uno mismo y, simultáneamente, vivir la vida al máximo desde la «Zona de Genialidad» como sea posible.

 

Para esta autora, experta en modelos de trabajo, arquitecta cultural y diseñadora de experiencias laborales remotas, el teletrabajo es bueno para los negocios: “Las personas son más productivas de manera integral en este estado único que cuando hacen cualquier otra cosa. Eso implica crear e innovar formas de mejorar la conexión y el compromiso en el nuevo mundo laboral; y solo tú conoces tu zona de genialidad, todos tenemos una”.

 

Así, recomienda reflexionar sobre la última vez en la que, como empleados, nos sentimos profundamente comprometidos con nuestro trabajo. Identificar el momento y el entorno puede ser clave para encontrar nuestra «Zona de Genialidad».

 

 

Fuente: People Managing People

 

Entendiendo el cerebro y la productividad

Para aprovechar el poder de nuestra Zona de Genio, especialmente en un entorno remoto, es crucial entender los estados cerebrales que fomentan la máxima productividad y nos permiten acceder a esa zona. «Nuestros cerebros no son estáticos, son altamente dinámicos y están muy influenciados por nuestro entorno, hábitos y mentalidad», indica Mayfield.

El estado Cerebral Óptimo para la Productividad

Si bien la neurociencia muestra que nuestros estados más productivos ocurren en el «flujo», lograr esto en nuestra realidad, sometida a una multitarea siempre activa, es cada vez más raro. La fluidez requiere inmersión y concentración, cualidades que a menudo se ven interrumpidas por constantes notificaciones constantes y la combinación del trabajo con la vida personal.

El ‘flujo’ se caracteriza por una completa inmersión y enfoque en la tarea que se esté desarrollando, mientras el tiempo parece volar y la productividad se dispara. Lograr el flujo requiere un equilibrio entre el desafío de la tarea y nuestro nivel de habilidad, asegurando no sentirse ni aburridos ni abrumados. «Además, este estado solo se puede alcanzar cuando no estamos cambiando constantemente de contexto, como revisar Slack cada 5 minutos por miedo a que haya un problema grave en el negocio», señala.

 

Recomendación de la autora para alcanzar el estado cerebral óptimo: «Prueba a crear bloques de tiempo en tu calendario, asegúrate de trabajar en un espacio separado de aquel donde sueles relajarte, activa la función «no molestar» en tu teléfono y, si trabajas en equipo, define ciertos emojis en la aplicación que utilices para comunicarte con tu equipo».

 

El papel de la Corteza Prefrontal

La corteza prefrontal desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad para concentrarnos y tomar decisiones. Cuando nos dedicamos a un trabajo que se alinea con nuestra Zona de Genio, es probable que estemos aprovechando esta parte del cerebro.

Mayfield expone el ejemplo de un equipo que está trabajando a pleno rendimiento gracias a la actualización de un mapa sobre las fortalezas de sus empleados que los managers desarrollaron en su momento en vez de recurrir a una lista genérica de tareas. Y explica al respecto que «este escenario no se trata de la alineación pasiva en la que a menudo caen los líderes por hábito, sino de crear intencionalmente un entorno vibrante y lleno de acción. Se hace realidad a través de líderes que invierten tiempo en comprender los estilos de trabajo únicos de su equipo, y después asignan tareas de manera activa para estimular la corteza prefrontal» .

Por este motivo, aconseja seguir este enfoque y observar cómo se consigue una mayor concentración, acciones más decididas y un aumento en resultados innovadores.

 

Recomendación de la autora para alinear el trabajo con la genialidad: «Comienza tu próxima reunión de equipo compartiendo una fortaleza personal y animando a los demás a hacer lo mismo. Este ejercicio marca el inicio del proceso continuo de alinear el trabajo con la Zona de Genio de cada persona».

 

No dejar que el Estrés mate la Creatividad

Conviene tener en cuenta que el estrés crónico puede convertirse en un «enemigo de la creatividad, la productividad y la rentabilidad». Desencadena la liberación de cortisol, que en niveles altos puede afectar a las funciones cognitivas y obstaculizar nuestra capacidad para participar en cualquier tipo de pensamiento creativo o resolución de problemas.

Sin embargo, en opinión de esta experta en experiencias de trabajo en remoto, la solución no está en “esforzarse más o permanecer «encendido» por más tiempo”. Y comenta que técnicas respaldadas por la ciencia, como la meditación de atención plena, la actividad física regular y ejercicios de respiración profunda, son estrategias comprobadas para gestionar el estrés, que fortalecen la capacidad de rendimiento y resiliencia de nuestro cerebro.

Quizás a algún manager pueda resultarle poco convencional estas prácticas en el contexto de los hábitos laborales. Sin embargo, Mayfield sostiene que priorizar estas estrategias basadas en la evidencia para la gestión del estrés no solo resulta beneficioso para el bienestar personal, sino que, también establecen “un precedente para fomentar una cultura laboral más creativa, productiva y resiliente”.

 

Recomendación de la autora para romper la rutina: «Desafía la norma de estar siempre «conectado» y programa una tarde para hacer algo que te asuste. Anima a tu equipo a participar, de manera presencial, en una actividad que disfruten, al menos una vez a la semana. Por ejemplo: asistir a una película por la tarde o salir a correr al mediodía. Esta práctica no es solo un descanso, sino un reinicio cerebral que estimula la creatividad y agudiza el enfoque. Y recuerda que la autorización impulsa el rendimiento».

 

Moverse en la Zona de Excelencia

En esta época del trabajo remoto, sumergirse en nuestra Zona de Excelencia requiere mucho más que disciplina y ejercitar la mente. «Requiere una comprensión profunda del funcionamiento de nuestro cerebro y cómo diseñamos nuestras culturas empresariales sin estar en la oficina».

La autora explica cómo el marco S.H.I.F.T integra la neurociencia para “ayudarnos a crear entornos donde las capacidades cognitivas individuales y de equipo puedan florecer” e indica cómo aplicar cada aspecto desde una perspectiva neurocientífica:

 

  • S = Establecer Expectativas Claras: La Neurociencia de la Claridad

Neurocientíficamente, nuestros cerebros prosperan con la claridad. La corteza prefrontal, responsable de planificar el comportamiento cognitivo complejo y la toma de decisiones, funciona mejor cuando los objetivos y expectativas están bien definidos.

Al establecer expectativas claras para nosotros y nuestros equipos, reducimos la carga cognitiva, lo que facilita “concentrarnos en tareas que se alinean con nuestra Zona de Excelencia. Esta claridad fomenta un entorno mental donde la creatividad y la productividad pueden florecer”, afirma Mayfield. Y destaca que no es suficiente trasmitir a las personas «somos flexibles, trabaja cuando quieras», por lo que recomienda «ser claro, definir procesos simples (horarios de trabajo y especificaciones de solapamiento de zonas horarias), y permitir que la claridad estimule la innovación».

 

  • H = Aprovechar las Herramientas: Optimización para la Compatibilidad Cognitiva

Elegir las herramientas adecuadas siempre se relaciona con la compatibilidad cognitiva. Cada aplicación o plataforma tecnológica que utilizamos puede mejorar la capacidad de enfoque de nuestro cerebro o añadir desorden cognitivo.

Al seleccionar herramientas para el trabajo remoto, hay que «considerar su impacto en tu atención y energía mental. Las herramientas que apoyan la comunicación asincrónica, por ejemplo, pueden ayudar a mitigar el estrés «siempre disponible», lo que puede afectar al funcionamiento de nuestra corteza prefrontal, preservando nuestros recursos cognitivos para un trabajo más relevante.

La autora recomienda una prueba, empezando por categorizar las herramientas que el equipo ya utilice, y proporcionando claridad a los miembros del mismo para que conozcan dónde encontrar el tipo de información que necesiten.

 

 

Fuente: People Managing People

 

  • I = Inspirar la Participación: Dopamina y Conexión Social

Nuestros cerebros están configurados para buscar la conexión social, liberando dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la motivación, cuando interactuamos con otros de manera significativa.

En entornos de trabajo remoto, fomentar un sentido de comunidad y propósito compartido puede «aumentar esta recompensa neuroquímica, mejorando la participación y la satisfacción. Crea oportunidades para que tu equipo se conecte no solo en tareas laborales, sino en crecimiento personal y logros, aprovechando la neurobiología de la pertenencia y la motivación», señala Mayfield.

 

Fuente: People Managing People

 

  • F = Fomentar el Bienestar: Respiración y el Sistema Nervioso Autónomo

La respiración es mucho más que una técnica de relajación. Es un método respaldado por la neurociencia para regular el sistema nervioso autónomo, pasando de la respuesta de «luchar o huir» inducida por el estrés a un estado más tranquilo de «descansar y digerir».

Este cambio es crucial para «el pensamiento creativo y la resolución de problemas. Integrar la respiración en tu rutina personal o de equipo puede ayudar a mantener el equilibrio mental necesario para acceder a tu Zona de Excelencia», dice la autora. Así recomienda realizar una respiración profunda de 2 minutos previa a una reunión que puede resultar después más tranquila y productiva.

 

  • T = Entrenar el Cerebro: La Plasticidad de la Productividad

Nuestros cerebros son moldeables, gracias a la plasticidad neuronal, la capacidad de formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida.

“La adopción de nuevos hábitos, aprender nuevas habilidades y desafiarnos regularmente contribuye al fortalecimiento de las vías neuronales asociadas con el enfoque, la creatividad y la resiliencia. “Anima a tu equipo a aceptar desafíos y el aprendizaje continuo como una forma de «entrenar» sus cerebros, mejorando su capacidad para entrar y mantener períodos de flujo, donde reside su Zona de Excelencia”, afirma la autora.

E insiste en que la autorización impulsa el rendimiento, por lo que “cuanto más espacio te des a ti mismo y a tu equipo para experimentar con diferentes entornos, formas de trabajar, comunicación y tipos de descanso, mejor será para todos”.

 


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