Vas a ejecutar el ‘efecto viernes’ con uno de tus empleados. Como poco, le vas a fastidiar el fin de semana. Es cierto que cuando se cierra una puerta se abren varias ventanas, pero en el momento del despido, le vas a forzar a dar carpetazo a una etapa de su vida profesional, con lo que esto conlleva. Por tanto, como gestor de personas y echando mano de la parte más ‘humana’ de los RRHH, querrás estar a la altura de las circunstancias y gestionar la situación de la mejor manera posible. Además, recuerda que estarás en el punto de mira del resto de la organización.
Heidi Brooks, profesora titular de Comportamiento Organizativo en la Yale School of Management, considera que los mejores jefes nunca pueden olvidar cinco cuestiones clave durante los despidos.
- Muestra empatía e integridad: tanto con la persona a la que vas a despedir, que va a pasar por un momento duro que le va a descolocar, como contigo, por la decisión que tiene que llevar a cabo y para gestionarla de la mejor manera posible.
- Tómate tiempo para escuchar: aunque estés deseando resolver el problema rápidamente y quieras finalizar cuanto antes la difícil conversación con la persona a la que vas a despedir, la que se va es ella, por lo que preocúpate por su estado y por lo que tenga que decir.
- Ofrece apoyo, asesoramiento y contacto: en los despidos, el profesional que los sufre en primera persona suele descolocarse entre nervios, angustia y, quizá, tristeza e impotencia. Ayúdale con la documentación que debe tener de la empresa, asesórale con cualquier información que pueda necesitar, facilítale recomendaciones y bríndale una relación de continuidad que seguro será beneficiosa para ambas partes.
- Informa al resto del equipo: es importante que expliques a los miembros de la plantilla el después del despido y cuáles serán los siguientes pasos en el departamento/área/organización, con el fin de tranquilizar inquietudes e incertidumbres y finalizar con posibles rumorologías.
- Ante «la pérdida», haz un ejercicio de unión: esto ayudará a los empleados que se quedan a entender la decisión ejecutiva y a saber que su continuidad tiene una razón y un propósito. Si trabajas desde la integridad, este momento difícil para el equipo puede permitirte generar conexión entre todos los miembros que lo forman, para superarlo juntos.
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