La sociedad está cambiando a pasos agigantados. La crisis mundial ha eliminado antiguas estructuras, dando paso a un nuevo periodo de transformación y cambios drásticos a nivel internacional. Todos los países están haciendo grandes esfuerzos para adaptarse a la nueva etapa y en España esto se extiende a muchos aspectos de la sociedad. El mercado laboral y, por tanto, las estructuras educativas, están metidas de lleno en la vorágine de la transformación, demandando estructuras innovadoras que den respuesta a las nuevas necesidades. Son muchas las compañías que perciben las carencias del sistema educativo en España, afirmando que nuestras instituciones no responden a las necesidades de talento que requieren las empresas.
Grupo Imantia, muestra las claves para triunfar y destacar en el mercado a través de nuevas estructuras formativas, como es el entrenamiento de la Inteligencia Emocional de los individuos.
En su opinión, el profesional de hoy en día no es el de hace unos años, y por tanto los líderes de esta nueva sociedad necesitan controlar nuevas competencias, como la Inteligencia Emocional.
La inteligencia cognitiva, o coeficiente intelectual, ha estado tradicionalmente vinculado a una gran y exitosa proyección laboral, pero a efectos prácticos, en estos tiempos de turbulencias donde las habilidades sociales y comerciales se hacen fundamentales, la realidad nos muestra otros caminos.
En esta etapa convulsa de transformaciones, ¿qué papel juegan las capacidades de análisis, síntesis, o de trabajo? ¿Cuánto cuentan las habilidades? Una persona puede tener un cociente intelectual elevado y una formación técnica impecable, y a la vez ser incapaz de dirigir un equipo hacia el éxito. Hoy en día, sólo pueden ser líderes efectivos aquellos que poseen “Inteligencia Emocional”, es decir, capacidad para captar las emociones del grupo y conducirlas hacia un resultado positivo.
“Nuestro jóvenes tienen que aprender a escuchar y manejar sus emociones y entender que el dato informativo deja de ser el gran protagonista; mientras que las habilidades sociales, el autoconocimiento, la capacidad de supervivencia y, en definitiva, el modo en el que afrontamos los retos tanto a nivel profesional como personal, se alzan como decisivos”, explican desde Grupo Imantia.