Por Lucía Gacía Callealta, directora de reindustrialización de LHH.- La pandemia y las diferentes crisis que se han vivido estos últimos años han demostrado que los países con mayor peso industrial presentan mayor resiliencia, lo que ha puesto de relieve la importancia de mantener y aumentar la actividad productiva en los territorios.
El sector industrial destaca por ser intensivo en mano de obra, innovación y vinculación con el territorio, así la industria se convierte en un elemento de estabilidad económica y permite un crecimiento más sostenible que integre los objetivos sociales, económicos y ambientales.
Cuando las compañías se enfrentan a una etapa de necesaria reestructuración —que supone el cese de actividad, el cierre de un activo productivo, la desvinculación de los trabajadores y un fuerte impacto en la comunidad— aquellas con mayor compromiso y responsabilidad social corporativa deciden, cada vez en mayor medida, acometer reestructuraciones socialmente responsables incluyendo un plan de reindustrialización entre las medidas pactadas con los agentes sociales.
Los beneficios de la reindustrialización
La reindustrialización permite aumentar el valor añadido de la producción, generar empleo de calidad, mejorar los niveles de innovación y contribuir a mejorar la balanza comercial al reducir la importación de bienes manufacturados.
Estos beneficios no sólo son posibles en áreas industriales en transformación, sino que son alcanzables en zonas poco industrializadas, con elevadas tasas de desempleo o con un tejido industrial envejecido.
En el ámbito del empleo los beneficios son innegables. En primer lugar, por la creación de puestos de trabajo directos e indirectos, y de mayor estabilidad por la propia naturaleza de las inversiones industriales. De hecho, la industria ostenta las mayores ratios de estabilidad en el empleo y los mayores salarios del conjunto de los sectores económicos.
En segundo lugar, por la calidad de esos empleos, que suelen requerir habilidades y conocimientos especializados. Y en tercer lugar por las externalidades positivas que conlleva la generación de riqueza en una región.
Caso de éxito: Siemens-Gamesa en Galicia
Hay ejemplos de éxito recientes, como es el caso de Siemens-Gamesa en As Somozas (Galicia), donde la empresa tenía previsto cerrar una planta de fabricación de palas para aerogeneradores. En este caso, gracias al compromiso de la compañía con el territorio y sus trabajadores, LHH realizó la búsqueda e identificación de inversores que contribuyeran a la continuidad de la actividad económica e industrial y el mantenimiento y creación de empleo en la zona.
Tras 18 meses de prospección y más de 8.500 empresas contactadas, en febrero de 2023 se anunció la compra de las instalaciones por parte del Grupo Amper, a través de su filial Nervión Naval Offshore. La nueva propietaria pondrá en marcha una planta de componentes de eólica marina. El nuevo proyecto supone una inversión 5,5 millones de euros y la creación de nuevos puestos de trabajo en un sector de futuro con previsión de crecimiento y estabilidad durante varias décadas.
Este tipo de procesos requieren de una alta especialización que permita culminar el proceso de reindustrialización con éxito, cumpliendo los objetivos de creación de empleo y el mantenimiento de la actividad industrial en el territorio. LHH, ha colaborado en los últimos años con numerosas compañías que han decidido acometer este tipo de proyectos, como ARDO Foods, Siemens-Gamesa, Danone, TE Connectivity, Vesuvius, Valeo, Vestas, Endesa o Mahle.
