«Si no puedes explicarlo de forma sencilla es que no lo entiendes lo suficientemente bien». Algo así es lo que debe pensar la inteligencia artificial generativa cuando interactuamos con ella. La colaboración entre el hombre y las máquinas puede ser el inicio de una buena «amistad» si ambos logran entenderse, y en esa cuestión lo primero que hemos de saber es que la inteligencia artificial habla su propio «idioma»: los promts. Su lógica de «razonamiento» es mucho más sencilla de lo que parece ya que ante peticiones complejas tiende a lo obvio o a generalizar. En realidad, la IA será tan precisa en su ayuda como lo seamos nosotros pidiéndole lo que queremos que haga.
Trabajar con esta tecnología es toda una cura de humildad. En primer lugar, porque a la IA que mueve a ChatGPT o a Bard no le importa que seamos expertos en nuestra área de conocimiento. Y en segundo lugar, porque, encima, nos obliga a aprender un lenguaje, el de los promts, que es el que él domina. Puede que muchos piensen que eso es tarea de los promt engineers y sí, gracias a la esta tecnología aprende a entendernos, pero si queremos que la IA sea ese plus de valor que buscamos en ella, o aprendemos a hablarle en código promt o sólo será un gadchet más con el que nos entretendremos para jugar. Tal y como explica Javier Recuenco, experto en Inteligencia Artificial en IMMUNE Technology Institute, “la comunicación entre nosotros y estos sistemas es vía lenguaje natural y el lenguaje natural es ambiguo”, añadía Javier Recuenco. Además, se ha comprobado que, cuando se le aplica algún tipo de connotación emocional a la pregunta o demanda, la herramienta devuelve resultados más elaborados. “Por ejemplo, si en nuestra instrucción incluimos algún mensaje en el que indicamos que lo necesitamos para obtener un buen resultado en el trabajo, la herramienta lo va a tener en cuenta y se ‘esforzará’ más”.
La IA generativa tiene muchos retos por delante y entre ellos está el permitir consultas cada vez más complejas con promts largos y detallados que ayuden al bot a producir unos resultados mucho más precisos y ajustados. Si eres de los que ya tienes a la IA como compañero de viaje profesional -o personal-, te será útil incorporar en tu estilo de conversación con ella estos 5 consejos:
1. Preguntar de manera clara y específica: cuanto más clara y específica sea la pregunta, más fácil será para el sistema proporcionar una respuesta útil y precisa. Como bien explicaba Recuenco, hay que evitar preguntas ambiguas y tratar de ser lo más detallado posible.
2. Proporcionar contexto: si la pregunta o solicitud depende del contexto, es clave proporcionar información relevante sobre este. Esto ayuda a las herramientas a entender mejor la situación y a ofrecer una respuesta más adecuada.
3. Dividir preguntas complejas: si se trata de una pregunta compleja, se recomienda dividirla en partes más pequeñas. Esto facilita el procesamiento y la respuesta a cada componente de la pregunta, evitando confusiones.
4. Especificar el formato de respuesta que se desea: cuando existen preferencias sobre el formato de la respuesta (por ejemplo, un resumen, una lista de consejos o una explicación en modo coloquial), se le debe indicar para que pueda adaptarse a las necesidades de quien solicita la información.
5. Revisar y ajustar: después de recibir una respuesta, es necesario tomarse un tiempo para revisarla y, si es necesario, proporcionar aclaraciones adicionales o ajustar la pregunta para obtener una respuesta más precisa. Eso ayudará a aprender al sistema y le permitirá ser más preciso las próximas veces.
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