Por Marcos Huergo, presidente de LHH España.- La Inteligencia Artificial (IA) está suponiendo cambios trascendentales a nivel social, económico y empresarial. No obstante, es muy probable que en un corto plazo de tiempo ya no hablaremos de cambios sino de profundas transformaciones en la sociedad, la economía y las empresas. Es posible que ni tan siquiera seamos capaces de imaginar cómo evolucionará el mundo que actualmente conocemos; la IA supondrá un antes y un después en la historia de la Humanidad. Este tema daría para interesantísimas disertaciones más propias de la filosofía que de la economía, pero creo sinceramente que ambas disciplinas van a ir más de la mano que nunca.
Y mientras todo esto llega (o no) conviene reflexionar sobre cuáles son las prioridades estratégicas y el rol de los líderes en un contexto tan disruptivo y transcendental como el actual. La revolución tecnológica a la que estamos asistiendo supondrá una “selección natural” corporativa, de tal manera que tan sólo sobrevivirán aquellas empresas que hayan sido capaces de incorporar de forma eficiente los avances de la IA a sus negocios. Los líderes actuales, con sus decisiones y formas de dirigir, serán responsables del éxito o fracaso futuro de las organizaciones.
Hoy más que nunca, los líderes deben tener un conocimiento profundo sobre el impacto de la IA en sus industrias, y en particular, sobre las oportunidades y amenazas que generan.
Deben ser capaces de definir y adoptar estrategias articuladas alrededor de la IA y hacerlo de forma decidida y rápida. Perder la locomotora de la innovación tecnológica puede provocar una pérdida de competitividad difícil de recuperar en el corto y medio plazo.
Asimismo, los líderes deben promover la cultura del cambio y adaptación continua. La IA no es una tecnología estática, sino que evoluciona de manera continua. Las organizaciones deben tener la capacidad de ajustarse a los cambios en el entorno y aprovechar las nuevas oportunidades ofrecidas por la IA. El nuevo escenario requiere de organizaciones e individuos resilientes y capaces de evolucionar y transformarse de forma permanente.
Fomentar la cultura del aprendizaje y asegurar el talento necesario en las organizaciones es otro de los retos críticos a los que debe hacer frente los líderes. En este punto juega especial importancia la capacidad de las empresas para atraer y fidelizar el talento, así como la necesidad de invertir en la capacitación de los empleados, creando y desarrollando los conocimientos y las capacidades necesarias para competir en un entorno digital y altamente tecnológico.
Por último, y no por ello menos relevante, se sitúan los aspectos éticos y sociales. La IA debe beneficiar a la sociedad en su conjunto y evitar desigualdades, respetando en todo momento lo derechos fundamentales de las personas. En esta línea se enmarca la reciente ley de inteligencia artificial de la UE que regulará el uso de la tecnología en función del riesgo que suponga para los individuos. Pero más allá de cualquier regulación debe prevalecer un código ético de conducta que guíe las actuaciones de los líderes empresariales.
En definitiva, nos encontramos en un momento clave para las organizaciones y la sociedad en su conjunto. La IA ofrecen un sinfín de beneficios y oportunidades, pero también serios riesgos y amenazas. La forma en la que adoptemos e integremos esta nueva tecnología marcará el futuro de las organizaciones y el propio devenir de la humanidad.
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