‘Innovación y tecnología para la igualdad de género’ no es una frase bonita, es un deber del sector

Por Paula Céspedes, directora de recursos humanos de UniversalPay.
Según la UNESCO, globalmente, sólo el 35% de los estudiantes de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (lo que llamamos carreras STEM) son mujeres y apenas el 25% de quienes trabajan en el mundo tecnológico. Nuestra representación en esta industria, aunque en aumento, sigue siendo baja o muy baja. Más si nos fijamos en los puestos directivos.
Este ratio, en España, baja al 20,6%, un porcentaje que se encuentra muy por debajo del que ocupamos a nivel de población activa, donde nuestra presencia supone un 32,2%. Así lo destaca el informe «Mujer y Tecnología. El reto de la brecha de género para perfiles IT y propuestas para corregirlo», de la consultora tecnológica Experis.
Si tenemos en cuenta estos datos, no es de sorprender que, este año, el tema central elegido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Día Internacional de la Mujer, sea: “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”. Pero, ¿qué significa esto y cómo podemos lograrlo? ¿Qué efectos puede tener a largo plazo?
Una deuda pendiente del sector IT
La diversidad de género es una deuda pendiente en el sector IT, donde, como hemos visto, los hombres son mayoría. Podemos seguir dando datos. Un reciente estudio de Eurostat señala que, en Europa, ellos representan el 80,9% de los empleados especialistas en TIC, mientras nosotras ocupamos -con suerte- 2 de cada 10 puestos.
En esta industria que evoluciona rápidamente, la diversidad es algo esencial, ya que implica mayores perspectivas, habilidades y experiencias.
Si queremos que nuestra empresa sea innovadora y atractiva, no podemos dejar de lado esta realidad.
Me atrevería a decir que todos -o casi todos- los departamentos de recursos humanos que formamos parte de empresas tecnológicas o fintech tenemos este objetivo en mente desde hace años, aunque no esté siendo una tarea fácil conseguirlo. Somos conscientes de que no luchar y trabajar para equilibrar esta balanza hoy, supondrá la pérdida de talento potencial, creatividad e innovación mañana.
Un compromiso de toda la sociedad
Desde las empresas, debemos promover la diversidad en el talento interno de la compañía, así como atraer, potenciar y promover perfiles femeninos dentro del sector tecnológico.
La falta de referentes en esta industria es una de las principales causas de la brecha de género. Necesitamos profesionales que inspiren a aquellas que todavía están decidiendo qué estudiar. En las últimas décadas el mundo ha cambiado y, ahora, contamos con múltiples herramientas para hacerlo. Está en nuestras manos darles esa visibilidad.
En este sentido, podemos crear y canalizar una red o pipeline de talento, apostando por la formación continua y el liderazgo femenino. Por ejemplo, a través de programas de retraining, o abriendo vías alternativas en la contratación que permitan que los empleados den el salto a roles diferentes. Impulsar programas de formación y desarrollo es particularmente importante para facilitar el cambio en una industria en la que las funciones técnicas, y especialmente las de nivel directivo, suelen requerir un alto nivel de aptitudes y conocimientos específicos.
Otro punto clave, es el establecimiento de espacios de trabajo que faciliten la conciliación personal, familiar y laboral de mujeres y hombres. La pandemia nos ha dejado un sobrado ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar en este sentido. El trabajo híbrido puede ser un puente para mantener el equilibrio entre el desarrollo personal y profesional, sin tener que elegir uno u otro.
Por supuesto, tenemos que ir de la mano con la población masculina, repartiendo las tareas y obligaciones, también en el ámbito del hogar. Solo unidos, acordaremos soluciones duraderas y efectivas.
Además, podemos dar voz y tejer redes dentro del mundo empresarial, ofreciendo espacios para el networking, así como organizar eventos que sirvan de foro de debate y apoyo. Todas estas medidas ayudarán a las organizaciones a comprender mejor los problemas a los que se enfrentan las mujeres en el lugar de trabajo y a saber cómo abordarlos. También, hay mucho margen para aprender de la experiencia de otros sectores o del intercambio de best practices.
Estas pequeñas acciones pueden lograr un gran impacto. El eslogan de este año es más que una frase bonita que han querido poner desde las Naciones Unidas, es una necesidad de la sociedad. Según datos de esta misma organización, para 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados con áreas STEM. Si tenemos en cuenta los datos antes expuestos, manteniendo la realidad actual, será imposible el avance de la sociedad en su conjunto. En un mundo así, para el que, por cierto, no queda mucho, las mujeres no tendrían cabida en el mercado laboral. Es nuestro deber como sector poner nuestro granito de arena, ya que, solo juntos, construiremos el camino hacia el futuro.
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