En un mundo lleno de ambigüedades el rigor es una competencia escasa y por eso marca la diferencia cuando se utiliza. No obstante, pocas veces se cita para definir el alto rendimiento, ya sea de un individuo como de una organización. Recientemente una encuesta de Deloitte ha puesto de manifiesto que en el rigor de las decisiones se encuentra un impulsor fundamental de esta capacidad.
Dice James Clear en «Hábitos atómicos» que «es fácil descartar una sola decisión, pero cuando repetimos errores del uno por ciento día tras día replicando malas decisiones, duplicando pequeños errores y racionalizando pequeñas excusas, nuestras pequeñas decisiones se convierten en resultados tóxicos». Y es que los sesgos inconscientes no son sólo el enemigo número uno de la inteligencia artificial sino de la humana.
Como explican los autores del informe, “el rigor de las decisiones implica un enfoque disciplinado del proceso de toma de las mismas que garantiza que cada elección que se hace esté bien pensada, sea metódica e informada”. Aplicar el rigor significa, primero, meticulosidad, esto es, analizar las opciones en todas sus dimensiones; y segundo, coherencia, o lo que es lo mismo, tomar las decisiones manteniéndose firme a los valores corporativos. “Cuando se aplica a la toma de decisiones con todas sus consecuencias, el rigor forma un marco sólido para sortear las posibles ambigüedades, las incertidumbres y las complejidades inherentes a las decisiones organizacionales”.
Las organizaciones de alto rendimiento se definen por aportar claridad, estructura y precisión a las decisiones mediante el uso de métodos y prácticas concretas:
- Utilizan sistemáticamente estrategias definidas y responsabilizan a quienes toman las decisiones de las consecuencias de las mismas. Nada mejor que tener que defender una decisión para no tomarla a la ligera.
- Ejercen la debida diligencia para comprender el impacto a corto y largo plazo de las decisiones en varios grupos de partes interesadas. La debida diligencia evalúa cómo y a quién afectará la decisión, y qué se puede aprender de decisiones similares que se hayan tomado en el pasado.
- Cuantifican los riesgos y reducen las incertidumbres antes de tomar decisiones importantes. Exploran y documentan a fondo tanto las ventajas como las desventajas cuantificables y especulativas de las opciones que se barajan y de los posibles escenarios de cada una de ellas.
El rigor no es la única característica del alto rendimiento pero si es determinante para lograrlo, porque es el hilo conductor de todos sus impulsores, el que garantiza que cada elección se alinea con los valores corporativos, con su propósito y sus objetivos, no sólo a corto plazo sino también a largo.
La distancia entre las organizaciones de baja y alta madurez se mide por el rigor de su toma de decisiones. En las primeras, éstas se centran en el corto plazo y en una mirada muy limitada de los escenarios, las opciones y los impactos. Los responsables de tomarlas carecen del empoderamiento para responsabilizarse de lo que dicen y de lo que hacen hacer. Por el contrario, en las segundas se cede tiempo y recursos para que la meticulosidad y la coherencia que comentábamos anteriormente presida el proceso de toma dedecisiones.
El rigor en las decisiones tiene que ver tanto con el desarrollo de prácticas coherentes como con la creación de una cultura. Es un proceso de aprendizaje que se desarrolla con cada decisión tomada, cada lección aprendida y cada parte interesada involucrada.