Los despidos nunca son agradables. Prescindir de un miembro del equipo con el que se comparte el trabajo del día a día es una decisión importante de tomar y difícil de comunicar. Pero una de la competencias fundamentales que capacita a una persona para dirigir equipos es ser capaz de tomar decisiones difíciles y llevarlas a cabo. Retrasar el despido de un colaborador improductivo puede ser perjuducial para el resto de la plantilla y para la organización.
Objetivamente los criterios que desembocan en la necesidad de despedir a un empleado están claros. Una persona incapaz de asumir los retos y sin la actitud y el competencias necesarias para desempeñar sus funciones satisfactoriamente obstaculiza el progreso del resto del equipo y dificulta el crecimiento del negocio. Es cierto que existen mecanismos que deben ponerse en práctica para intentar revertir la situación: valorar el desempeño, reflejarlo en las evaluaciones anuales, hacer un plan de acción y darle seguimiento para que el colaborador recupere el camino adecuado. El proceso está diseñado para que los trabajadores tengan la oportunidad de corregir su desempeño y responsabilizarse de su desarrollo y futuro dentro de la empresa.
Si el trabajo previo al despido se realiza correctamente por parte del manager, y todos los indicadores señalan la incapacidad del colaborador para retomar el camino adecuado, no se debe retrasar la decisión porque, aunque difícil, es necesaria para garantizar la evolución y la permanencia de la organización.
En la práctica, el momento de comunicar un despido es sin duda complicado, ya que afecta no sólo a personas cercanas sino también a su entorno, a sus familias. Contrariamente a lo que muchas personas opinan, la mayoría de los directivos carecen del «gen psicópata», esa pulsión que permite disfrutar del mal y el dolor ajeno, y sufren en los procesos de despido de sus empleados.
Para el CEO de INFOVA, «llegado el momento, ante la ausencia de ese gen psicópata que nos permitiría disfrutar un despido, ¿qué podemos hacer? Pues, me temo que sufrir y tomar la decisión que consideras correcta, cuidar al colaborador en la salida, tratarle justamente, desearle lo mejor, ser claro en la entrevista de salida, escuchar también lo que el colaborador despedido quiera compartirnos y recordarnos que mantener a personas incapaces o improductivas en el equipo, hace mucho más daño al equipo. Se despide a los colaboradores en defensa propia, en defensa del equipo y en defensa del proyecto«.