Se suele hablar de liderazgo como algo positivo y, en efecto, así debería de ser siempre, algo positivo que mejore el funcionamiento y la gestión de las compañías. Sin embargo, existen personas que ocupan puestos de liderazgo y que realmente no están ni preparados ni dotados para ejercer las funciones básicas de un líder (gestión de equipos, motivación de sus colaboradores, mejora del clima laboral, consecución de objetivos, aumento de la productividad…). En la mayoría de las ocasiones reconocerlos es sencillo… Estos son los siete perfiles de los llamados ‘antilíderes’:

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INCOMPETENTES
Aquellos que aunque no sirvan para el puesto son líderes. Dejan huella de sus fracasos y su toma de decisiones es concienzuda. Carecen totalmente del instinto líder y de las habilidades necesarias pero, desafortunadamente, no son conscientes de ello y para colmo creen ser los mejores en lo suyo.
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TÍMIDOS E INSEGUROS
A pesar de ser líderes no poseen el coraje necesario para su puesto. Suelen tomar el camino fácil por el miedo al riesgo y al error lo que genera equipos mediocres. Tienen una falta de confianza en sí mismos que se alarga también al resto del equipo puesto que no delega jamás. Contratan casi siempre talento débil y estable, nada disruptivo que les haga perder el equilibrio.
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PEREZOSOS
Aquellos que no se esfuerzan por hacer ni sus propias tareas porque, al fin y al cabo, siempre habrá alguien que hagan lo que necesite. Son líderes con la filosofía de pedir y nunca hacer.
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INFANTILES
Presentan comportamientos irracionales y cuando alguna decisión o proyecto no llega buen puerto reaccionan de manera infantil, cogiendo verdaderas pataletas que pagan con el resto de compañeros.
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EGOCÉNTRICOS
Todo gira en torno a ellos. Con este tipo de antilíder es muy complicado trabajar de manera colaborativa porque suelen ser reacios a delegar y mucho menos a confiar en el criterio o idea de otra persona. Todo lo proveniente de fuera de su mente no es tan válido y, por lo tanto, no merece de su atención.
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ABUSIVOS
Son los más comunes y a la vez los más rechazados y odiados. No confían en la convivencia y si no están de acuerdo con el punto de vista de otra persona expresan sus opiniones sin respeto alguno.
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OBSESIONADOS CON LAS BUENAS NOTICIAS
Este perfil de antilíder prefiere vivir en un ‘delirio constante’ de positividad y éxito. Incluso cuando reciben información no del todo exitosa, para ellos todo son buenas noticias. Obligan a las personas de su equipo, y más si son subordinados, a decirles lo que quieren oír, para su comodidad.
FUENTE: Talento en movimiento.