Redefinir la movilidad corporativa en 2025

  02/10/2025
  4 min.
Viajar por trabajo nunca ha sido un simple traslado. Sin embargo, en 2025 esta realidad se hace más evidente que nunca: la movilidad corporativa ha dejado de ser una cuestión logística para convertirse en una auténtica palanca estratégica. Es algo que vemos a diario: la forma en que las empresas gestionan los desplazamientos influye directamente en su competitividad, en la atracción y fidelización del talento y, sobre todo, en el bienestar de las personas que viajan.

 

Los datos lo confirman. Según Infojobs, el 73% de los trabajadores españoles admite tener dificultades para desconectar fuera del horario laboral y esa cifra se intensifica en el contexto de los viajes de negocios. No es difícil entender por qué. Un desplazamiento profesional suele implicar horarios cambiantes, jornadas largas y la presión de estar siempre disponible. Esa hiperconectividad, que en teoría aumenta la eficiencia, en realidad puede desgastarnos si no se gestiona bien: fatiga, pérdida de concentración y decisiones de menor calidad.

La clave no es viajar menos, sino viajar mejor. Y es que un viaje corporativo bien diseñado no solo reduce costes, sino que también protege el tiempo, la energía y la motivación de quienes lo realizan. Para mí, esa es la gran transformación: pasar de concebir el viaje como una obligación a verlo como una inversión estratégica en el rendimiento y en la cultura de la organización.

En este cambio, el papel de las agencias de viajes de negocios resulta decisivo. Ya no basta con reservar vuelos y hoteles: se trata de diseñar itinerarios inteligentes que eliminen fricciones y aporten valor real en cada etapa del desplazamiento. En BizAway, por ejemplo, no nos limitamos a coordinar vuelos y hoteles, sino que diseñamos experiencias a medida, integrando tecnología avanzada como inteligencia artificial que anticipa incidencias, herramientas que ajustan agendas a los ritmos biológicos de cada viajero y automatización de procesos. Pero también reforzamos la parte más humana, con un soporte cercano y eficaz, tan imprescindible cuando surgen los imprevistos.

En mi experiencia, esa mezcla de innovación y cercanía es lo que marca la diferencia entre un viaje agotador y una experiencia productiva. Protocolos de microdescanso, recomendaciones personalizadas para aprovechar mejor los picos de energía o políticas corporativas que priorizan el bienestar del viajero ya no son ideas lejanas, sino prácticas en expansión. El objetivo es claro y compartido: que cada reunión, cada negociación y cada interacción durante un viaje se produzcan en las mejores condiciones posibles.

Los beneficios van más allá de la productividad inmediata. Las empresas que entienden que viajar mejor es cuidar de su gente refuerzan su propuesta de valor, consolidan una cultura corporativa positiva y proyectan al exterior una imagen responsable e innovadora. En un mercado laboral competitivo, esa diferencia puede ser decisiva.

Por eso, redefinir la movilidad corporativa en 2025 significa dejar de considerar los viajes de negocios como un coste inevitable y empezar a verlos como lo que realmente son: una inversión estratégica. Una oportunidad de conectar personas y mercados, pero también de impulsar la innovación, reforzar los equipos y crecer de forma sostenible. En un mundo donde la movilidad es sinónimo de competitividad, viajar mejor es un imperativo.

 

Sobre el autor
Luca Carlucci es CEO y co-fundador de BizAway, una plataforma de eventos que ofrece, tanto a empresas como particulares, experiencias únicas para completar los eventos corporativos.

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