El final de año activa las tradicionales cenas de empresa en Navidad, pero su formato está cambiando impulsado por la llegada de la Gen Z al mercado laboral. Este colectivo está acelerando esta transformación, impulsando celebraciones más auténticas, flexibles y alineadas con sus expectativas. Además, según una encuesta de Hays realizada a más de 700 personas, la mitad de los empleados en España se muestra indiferente ante estas iniciativas; solo un 26% se siente motivado y un 25% percibe estrés o agobio. El desafío, por tanto, no es organizar una fiesta, sino diseñar experiencias con valor real.
Diversificación de formatos
Aunque la cena de empresa sigue siendo mayoritaria, su diseño se diversifica:
- Almuerzos corporativos, más compatibles con la vida personal.
- Eventos de tarde, que permiten disfrutar sin terminar de madrugada.
- Experiencias de día, accesibles para quienes trabajan en remoto o se desplazan ocasionalmente.
“No es solo una cuestión de fiesta. La logística influye. Si el equipo trabaja en híbrido, quizá no compensa exigir desplazamientos complejos para un evento nocturno”, explica Fernando Calvo, director de People & Culture de Hays para el sur de Europa.
Grandes empresas vs. pymes
- Grandes organizaciones: optan por fiestas multitudinarias, ya que reunir a miles de empleados en un restaurante resulta inviable.
- Pymes: experimentan con alternativas más personalizadas, como cenas por equipos, fiestas internas o actividades experienciales (escape rooms, talleres culinarios, dinámicas al aire libre).
“La cena de Navidad no está en crisis. El volumen de eventos corporativos que hay este mes de diciembre sigue siendo alto. Lo que sí cambia es el formato y las expectativas de los empleados, especialmente por la llegada de la Gen Z al mundo laboral”, destaca el portavoz.
Obsequios con propósito
Los regalos navideños también evolucionan. Las tradicionales cestas pierden protagonismo frente a opciones más flexibles y alineadas con valores sociales.
“Muchas compañías integran sus iniciativas sociales en los obsequios navideños, de forma que el empleado se sienta parte de ese compromiso”, explica Calvo.
Esta tendencia refuerza la coherencia reputacional y conecta mejor con las nuevas generaciones, que buscan autenticidad y acciones que reflejen el propósito real de la organización.
El impacto de la Gen Z en las cenas de empresa
La Generación Z redefine las expectativas:
- Valoran las celebraciones como oportunidad para desconectar del rol profesional y conectar con las personas más cercanas.
- No buscan demostrar compromiso con la empresa, sino disfrutar en un entorno cómodo y sin rigideces.
- El peso de la imagen social influye: compartir en redes genera comparación entre compañías y obliga a cuidar el storytelling interno.
“Quieren pasarlo bien, reírse y vivir la experiencia sin rigideces. No buscan una demostración de compromiso, sino un entorno donde sentirse cómodos y ser ellos mismos”, explica Calvo.
Celebrar o no celebrar
La ausencia de iniciativas también tiene impacto. Según Hays, un 47% de profesionales considera que estos eventos ayudan a generar vínculo cuando están bien ejecutados. No celebrarlos puede interpretarse como falta de cuidado y desconexión.
“Las celebraciones ayudan a crear clima laboral, pero no son decisivas”, afirma Calvo.
De hecho, casi un tercio de los empleados señala que el vínculo real se construye en el día a día.
“Lo que más valora la Gen Z de su empleador es la cercanía y transparencia por parte de la empresa y un ambiente donde puedan ser ellos mismos”, concluye Calvo.