“Esto está bastante bien, pero hay que acabarlo mejor”. Este tipo de comentarios, con intención de elogiar y que, en teoría, pretenden incidir en la motivación de los colaboradores, proliferan entre los mandos de las empresas españolas. Paco Muro, presidente de Otto Walter International, sin embargo, advierte que España, en general, es mala felicitando, “en el país de la envidia eso de felicitar al otro no está en el ADN de nuestra cultura y hasta cuando lo hacemos pocas veces se hace bien”, señala.

Felicitar es gratis ¡pero cuesta mucho hacerlo bien!

“Esto está bastante bien, pero hay que acabarlo mejor”. Este tipo de comentarios, con intención de elogiar y que, en teoría, pretenden incidir en la motivación de los colaboradores, proliferan entre los mandos de las empresas españolas. Paco Muro, presidente de Otto Walter International, sin embargo, advierte que España, en general, es mala felicitando, “en el país de la envidia eso de felicitar al otro no está en el ADN de nuestra cultura y hasta cuando lo hacemos pocas veces se hace bien”, señala.
Redacción29 junio 20185min
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“Esto está bastante bien, pero hay que acabarlo mejor”. Este tipo de comentarios, con intención de elogiar y que, en teoría, pretenden incidir en la motivación de los colaboradores, proliferan entre los mandos de las empresas españolas. Paco Muro, presidente de Otto Walter International, sin embargo, advierte que España, en general, es mala felicitando, “en el país de la envidia eso de felicitar al otro no está en el ADN de nuestra cultura y hasta cuando lo hacemos pocas veces se hace bien”, señala.

Para este experto en comportamientos de liderazgo “admirar y reconocer el buen trabajo de los demás es una excelente herramienta para incrementar el nivel de motivación y compromiso, pero cuesta hacerlo más de lo que se piensa”. Para que la felicitación obtenga los efectos deseados debe realizarse dentro de unos parámetros, ya que de lo contrario se desperdiciará.

7 IDEAS SOBRE FELICITAR A LOS COLABORADORES… O A QUIEN LO MEREZCA

1) La felicitación debe ser precisa. Fórmulas generalistas como “esto va bien” o “¡qué bueno eres!” se quedan a medias y no son una verdadera felicitación. La felicitación debe referirse a un comportamiento concreto, a una acción específica y perfectamente identificada que se haya distinguido por su excelencia. “Muy bien por tu perseverancia, o por tu cuidado de los detalles, o por tu rapidez de respuesta…”. Así mejora su efecto.

2) Tiene que ser auténtica. Se nota mucho cuando un comentario elogioso es impostado o se hace por cumplir el expediente o quedar bien. O cuando el jefe lo hace porque se siente obligado a ello o como receta de cursillo. La felicitación efectiva es sincera, genuina y sale del corazón. ¡Hasta con palabrotas suena a gloria si es de verdad!. La cabeza para observar y detectar lo bien hecho, y el corazón para felicitar con entusiasmo.

3) Dar las gracias no es felicitar. “Gracias por el informe” o “gracias por las ventas de este mes” no es felicitar. Es un comentario cordial, pero no es aplaudir el trabajo ajeno. Es más, ¿gracias por qué? Si me dan las gracias por hacer mi trabajo es porque deben haber ganado algo con ello, luego me deben algo. Uno da las gracias cuando le han hecho un favor, cuando le han ayudado o cuando le dan algo. No encaja dar las gracias para destacar un buen trabajo. Por eso es mucho más efectivo decir un: “¡Muy buen informe, bien realizado!” o “¡fantástico trabajo de ventas el de este mes!”, que un “gracias por tu trabajo”.

4) Debe ser cercana al hecho. Aquí te pillo haciéndolo bien, aquí te felicito. Decir: “enhorabuena por el esfuerzo de hace un año” ya queda fuera de lugar y pierde su efecto. La felicitación hay que hacerla en caliente, justo al contrario de la corrección que es mejor hacerla siempre en frío, templados. El mismo día, a la semana como mucho, que no acabe el mes sin decirle eso que hizo tan bien. Que los colaboradores vean que no sólo estamos pendientes de lo malo, también de lo bien hecho.

5) Sin “Peros”. Muchos jefes usan la felicitación como suavizante del garrotazo. Cuando empiezan con: “Esto y esto está muy bien…” sabes que inmediatamente caerá un “pero, esto otro no, y esto hay que cambiarlo, y esto así no es…”. Si felicitas, felicita, la felicitación no mezcla bien con otras cosas. Hoy te valoro esto, mañana corregimos esto. Debe ser limpia, sin machacar detrás. La otra persona ni habrá escuchado el elogio borrado y sepultado por el reproche.

6) Frecuente. Parece que sólo hay que felicitar cuando se logra ir a la Luna, y la realidad es que hay infinidad de pequeños logros y buenas acciones que merecen un comentario. El buen comportamiento y el cumplimiento de compromisos es algo demasiado valioso como para dejarlo pasar sin una apreciación. Cada viernes todo directivo debería preguntarse: ¿A quien del equipo he felicitado esta semana? Y si la respuesta es “a nadie”: ¡Mira, mejor! Está claro que no ha estado atento a la actuación de su gente.

7) ¡Y es multimedia! El reconocimiento admite todo tipo de canales. Un whatsap con unas manos aplaudiendo, un email con copia a varios felicitando a alguien por un logro o esfuerzo correcto, una reunión cara a cara sólo para decirle lo orgullosos que estamos de su rendimiento o de determinada actuación, en público, en privado, por teléfono… ¡vale todo! Usa los diversos canales, así será variada y medida al hecho a destacar. Ya no valen excusas como: “he estado dos semanas de viaje y no he podido felicitar a nadie”.


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