Cuando hablamos de transformación digital en el ámbito laboral y empresarial, automáticamente pensamos en robots capaces de sustituir la mano de obra humana. No en vano, la mayoría de los estudios de los últimos años coinciden en señalar que al menos la mitad de los puestos de trabajo actuales estarán ocupados por máquinas de aquí a 2040. Sin embargo, ¿hasta qué punto la tecnología sustituirá al hombre? ¿Estamos todos en riesgo de perder nuestro empleo por culpa de la automatización?
En absoluto. Es más, el rol de la tecnología será más el de un “copiloto” en los próximos años, tal y como apuntaba Albert Cañigueral, autor de El trabajo ya no es lo que era, durante su intervención en el Espacio Factor Humà 2022, celebrado en Barcelona el pasado 24 de noviembre. Una perspectiva optimista que hace referencia a las últimas innovaciones en el terreno laboral, casi siempre orientadas a acompañar o facilitar las tareas concretas de empleados, mandos intermedios y directivos.
Hoy en día, “la tecnología ya se manifiesta en primer lugar a través de copilotos, es decir, herramientas capaces de ayudarme a alcanzar mis objetivos. El ejemplo más clásico es el de Google Maps, que me permite ir al trabajo, y del trabajo a casa, por la ruta más rápida”, apuntaba Cañigueral, quien consideraba que otro exponente de esa labor de acompañamiento es el low-code, que “permite a los desarrolladores crear aplicaciones con una asistencia en el 50 % del código generado”.
H2: nuevos modelos de gestión para nuevas realidades
Pero, además, esta transformación digital ha derivado en la creación de nuevos modelos de gestión que tratan de responder a las nuevas realidades organizacionales. “Gracias a la tecnología, la fuerza laboral ha cambiado desde el modelo tradicional, cuando uno se tiraba toda la vida en una compañía, hasta el modelo de trabajo flexible y autónomo, como el que se da en las plataformas de Delivery o de trabajo por horas. En medio, hay una serie de empresas en las que existe una plantilla fija y una variable en función de las necesidades puntuales”, señalaba Cañigueral.
En su opinión, esto ha tenido un impacto extraordinario en las empresas y en la organización del trabajo. Por un lado, la tecnología permite que ya haya plataformas de talento abierto (OTS), que permiten una captación más ágil entre empresas; sistemas de gestión de freelancers (FMS), similares a los CRM contables, pero para trabajadores por cuenta propia; y mercados internos de talento (ITM), en el que las personas ya no tienen un puesto fijo, sino habilidades, y en función de las necesidades, una persona puede cambiar de puesto porque sus habilidades se requieran más en otro lugar.
Por todo ello, el panorama que se dibuja en los próximos años en el empleo es completamente ignoto. Según Cañigueral:
Para mucha gente, la vida laboral empieza con la pregunta «qué quieres ser de mayor». Pero esa pregunta que nos hacían nuestros padres, tenían un componente muy definido: eliges qué quieres ser, lo realizas durante 40 años y luego te jubilas. Ahora, el nuevo paradigma implica que uno estudia algo, luego trabaja en uno o varios sectores relacionados (o no), y lo de la jubilación, está por ver en qué termina… Por tanto, debemos cambiar la pregunta para adaptarla al paradigma actual: ¿qué dos o tres docenas de cosas quieres ser cuando seas mayor?».